jueves, marzo 30, 2006

 

DIARIO DE UN PALEONTOLOGO (VI)

Hace tres meses que hemos detenido las excavaciones. A cambio, hemos estado pegando los trozos de buena parte del inventario conseguido hasta ahora. Hace tres meses, George colocó 5 kilos de dinamita en el ala oeste del campamento. Parte del inventario saltó por los aires y, entre los objetos destruidos, la mesita de noche de Rod. Estábamos consternados porque al agitarla escuchamos que en el primer cajón había algo.

Gracias a Dios nos hemos valido del pegamento ultra fuerte sintetizado a partir de los mejillones que utilizan los nativos del lugar. Johan “El Belga” les ha preguntado como se les ocurrió tal idea, a lo que respondieron que “observaron que no había modo de quitar la carne que adhiere el músculo a la concha; te comes el mejillón pero siempre queda la ternilla adherida (…) imposible desprenderla”. Estos nativos son brillantes y merecen todo mi respeto.

Hemos movilizado a todo los lugareños organizando el “Primer taller de puzzles Treehood”. Después de completar un puzzle de 350 mil piezas…¡Hemos recuperado la última carta entre Rod y Cora!... Entre otras cosas de menor importancia: el hueso hiode de un neandertal; un sombrero mexicano con motivos rupestres; el fósil de un sujetador petrificado hecho con fibra de coco; el primer ejemplar del “Tribuna”; una pandereta hecha con el omoplato de una cabrita prehistórica; etc.

El reverendo O’Brien enseguida se ha puesto a trabajar en la traducción. Me sorprende el temple y la abnegación del reverendo. Fue el único damnificado de la catástrofe y aun sufre las secuelas de la explosión. Padece un molesto tinnitus y aun conserva metralla en sus genitales. Dice que el pitido es casi ya inaudible y, respecto a lo segundo, afirma no dolerle ni importarle. Yo cada vez que veo la hinchazón en su sotana, qué puedo decir, se me encoge el ombligo. Pero al fin y al cabo, como él dice, es un hombre santo y no necesita de esos atributos. Ya había escogido el celibato antes de la explosión y digamos que ahora tiene más razones (espero que reversibles) de seguir con su cometido divino. En todo caso, lo importante es que ha podido traducir la carta. Al caer la noche, nos ha reunido en el campamento base y, sentado en sus testículos, nos la ha leído. La trascripción es como sigue:




La Sima de los Huesos, 35 mil a.C.


Querido Rod,

No sé que deben darte las nativas del lugar pero esto ya ha pasado de castaño oscuro. Quizás sea el clima, más benigno por esas tierras. Aquí empieza a hacer un frío terrible y tenemos que ingeniárnoslas para guarecernos y procurarnos calor. Últimamente no conocemos más que días grises, nieve, y temperaturas gélidas. ¿Qué estará sucediendo? La Madre Naturaleza se está volviendo loca. La cuestión es que mi paciencia se ha agotado y los sucesos se han precipitado por la sierra burgalesa. Las cosas han ocurrido de la manera más tonta…

Hace tres meses, estaba bebiendo agua en el río, agachada y disfrutando de la pureza del arroyo del Norte...De repente noté como una estampida de bisontes a mis espaldas y luego… En fin, que estoy embarazada y dudo que hayas sido tú: tus excelencias anatómicas tienen un límite.

Mi familia lleva todo el día comiendo setas y lamiendo sapos para descubrir el padre de la futura criatura. Han decidido que ha sido Loin, un muchacho Cromagnon majete pero con cara de tonto. La verdad es que no creo que fuera él, no parece capaz de tal cosa. Creo más bien que mis padres se fijaron en el ganado y las tierras de su familia. En todo caso, ya sabes que cuando los “Dioses” llegan a mi padre no hay quien le lleve la contraria...Hasta los matrimonios de conveniencia requieren de un ritual previo. Es el colmo, lo sé.

Por eso Rod, me veo en la obligación de decirte que ya no eres bienvenido a esta familia. Tu estancia se ha perpetuado demasiado y yo te quiero mucho, pero ya me la han endiñado. Y me duele mucho porque tenía todo nuestro futuro en mi cabeza ¡Deliciosas imágenes! Me imaginaba contigo en las costas atlánticas, huyendo juntos de la presión social de los locales, en Lagar Velho, y procrear hasta la extenuación.

Ahora eso pertenece al mundo de los sueños: no has vuelto y si lo haces será ya demasiado tarde. El divorcio no está legalizado aun, y sólo cabría esperar que mi futuro marido se muriese: por una pedrada, pisoteado por un mamut, devorado por un tigre dientes de sable, un ataque masivo de medusas, apaleado por una tribu rival, atragantado con una bellota, o todo a la vez. Pero no nos engañemos, hablamos de posibilidades que, hoy por hoy, son remotas. Mejor no alimentar esperanzas que puedan caer en un pozo sin fondo. Es por eso que Rod, te deseo toda la suerte del mundo. Esto, con todo el dolor de mi corazón, es un definitivo adiós.

Con todo mi amor,

Cora



Actualmente, me temo, que no hay rastro de los Neandertales en nuestra sangre. Ninguno de ellos pervivió y sólo quizás alguno de sus rasgos llegó a nosotros. Hace 35 mil años, Rod cometió el error de perpetuar su estancia en Etiopia, cerrando las puertas a la supervivencia de los de su especie; cerrando su corazón a Cora, quizás en favor de las fiestas nocturnas propias de los programas de intercambio.

Y yo, ante una ruptura de hace 35 mil años, he pasado de la embriagadora sensación de pertinencia al pavor más absoluto; al miedo proactivo que me provoca la idea de no volver a verte. Aquí hay montañas de verdad acumulada: sólo tienes que alargar tu mano y cogerla, y nadie lucha o te increpa por hacerlo, porque es una mina inagotable. Y ahora, con la verdad aprendida, me duele todo lo pasado.

Homínidos cabalgando triceratops, archaopterix como mascotas, intercambio estudiantil entre especies…Esta expedición está siendo baldía porque nada parece tener sentido. Es, en sí misma, una anomalía y no me apetece lo más mínimo dedicar mi vida a luchar contra toda la comunidad científica. Por eso he decidido ceder las riendas: voy a dejarla en manos de George. Parece que últimamente está más sobrio en su comportamiento y seguro le beneficia el tener que asumir responsabilidades…O no… En todo caso, la decisión está ya tomada…

Johan y el Reverendo se han quedado estupefactos ante mi decisión, pero después de abrazarme y despedirme, me han prometido que velaran por todo. Los nativos me han despedido y sé que no lloraran mi partida: me miran, alzan la mano, y sonríen; y es esa complicidad la que me dice que estoy haciendo lo correcto.

Habrá un tiempo en que los viajes nos parecerán sólo un instante: caeremos en una dulce nada y sólo habrá origen y destino. Eternos viajes que superarán a nuestra finita corporeidad. Me queda un largo trayecto para llegar a mi hogar y procurar el reencuentro. Quiero dormir y despertar en Paddington: tiempo baldío, zozobra e inquietud, mas merecida cruz. Última huída de mi presente, por un presente, Dios quiera seas tú.

Comments:
¿Sabes qué es lo bueno de los cumpleaños?
Que sabes cuándo es el próximo con un año de antelación.
Dudo que puedas siquiera igualarte.

Gracias
 
Voy a por el otro...
 
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