lunes, marzo 31, 2008

 

Dark scenes of a clouse couple: the argument

Por Carlos Cubero








jueves, marzo 27, 2008

 

Prosocialidad y estadística: el asesino del rol.



Por Carlos Cubero



Szasz ya nos advierte que las ciencias que estudian la conducta pueden llegar a ser un auténtico despropósito. Al asesino del rol, Javier Rosado, se le diagnosticó como psicópata y, a su vez, un trastorno de personalidad múltiple. No estamos* hablando de comorbilidad (es decir, de la presencia de dos trastornos en uno mismo cuerpo) hablamos de los diagnósticos de dos psicólogas forenses (Susana Esteban y Blanca Vázquez que apostaron por la psicopatía) y el de un psiquiatra en un mismo sujeto y en un mismo proceso.

Algunos psiquiatras que actúan en el ámbito forense deberían comprender que para establecer un diagnóstico no es suficiente con poseer un ego henchido. La ciencia médica goza de un monopolio en el ámbito de la justicia que muchas veces sólo se justifica con años de indisoluble relación entre el ámbito penal y la medicina forense. La aportación de la medicina ha sido de indudable valor, sin embargo, debido a la dificultad a la hora de establecer correlatos fisiológicos en los trastornos de personalidad, deberían dejar a los psicólogos forenses establecer juicios diagnósticos en casos como el presente.

Si una cosa se aprende en el ámbito forense es que todo es un gran circo. Lo que realmente distingue a un buen perito no es decir verdades como puños, sino ser claro, creíble y majete. La gracia está en que, con la seguridad que ofrece la jerga médica, los psiquiatras acaban siendo creíbles mientras sus palabras pueden llegar a ser un atentado al sentido común.

Javier Rosado fue declarado culpable y no pudo beneficiarse de ninguna eximente. Fue consciente de lo que hizo y supo que lo que hacía estaba mal, afirmación sólo compatible con la psicopatía y no con la psicosis en cualquiera de sus manifestaciones.

La psicopatía no tiene cura. No se le puede enseñar a alguien las intimidades del gozo de sentir el placer ajeno. Sería como enseñarte a ti, lector, a observar la cuarta, la quinta o la undécima dimensión. No se puede. Tu cerebro es el resultado de millones de años de evolución y sirve para percibir tres dimensiones. Si quieres ver el resto dedícate a la física cuántica y, aún así, sólo aspirarás a una aproximación teórica. Sería, al fin y al cabo, como explicarle el color rojo a un daltónico sin hacer referencia a longitudes de onda.

Lo que sí parece cierto es que, como dice el Dr. Conrad Izquierdo, la prosocialidad, a la larga, sale objetivamente a cuenta. En el reino animal no leen a Corín Tellado y, sin embargo, cooperan y se ayudan de forma aparentemente altruista. Lo hacen porque dichas conductas han sido seleccionadas a lo largo de generaciones. Tan sencillo como ¿colaboras? Pase usted: ha sido seleccionado para que su especie perviva; ¿Qué? ¿Que es un ser errático?¿Que matas a los tuyos sin beneficio propio ni ajeno? ¿Pero de dónde has salido tú, maldito mutante? Anda. Extínguete que eres más tonto que un diablo de Tasmania.

El mundo es una gran red que se resiente del mal individual. Matar a sangre fría a Carlos Moreno le ha costado a Javier 42 años de cárcel. Cierto es que ha podido jactarse de su frialdad e inteligencia impartiendo clases de matemáticas a reclusos mientras se sacaba sus tres carreras, pero estadísticamente - sin apelar a unos sentimientos que nunca poseerá - ser un asesino no sale a cuenta. Lleva 13 años preso, estará estigmatizado de por vida y, probablemente, como ya hizo Félix Fernández (co-autor del asesinato), tendrá que buscarse la vida en algún lugar inhóspito.

A Javier le quedan, como mucho, dos años y medio más de cárcel y luego será puesto en libertad por "imperativo legal". Todo indica, sin embargo, que se le aplicará el tercer grado o la condicional por buena conducta.
Hay que respirar aliviados porque matar no sale a cuenta y Javier Rosado lo sabe: es un experto en estadística...

Pero un momento ¿Tan mal se está en la cárcel?



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* Eso es un plural mayestático.






miércoles, marzo 26, 2008

 

Transmisor de sensaciones



Reflexiones del Dr. Dukakis




El Dr. Dukakis no ha permanecido impasible ante esta lacra de personas desalmadas, sin sentimientos de culpa e incapaces de sentir empatía por otros seres humanos.

En la película "Powder" un genio albino enclaustrado da una lección a un cazador gordo y orgulloso. El cazador, justo después de abatir a un cervatillo, se jactaba de cuán limpio había sido su tiro delante del alumnado: una muerte limpia, rápida e indolora. Powder entonces posó su mano en el cervatillo abatido y cogió con fuerza la mano del cazador gordo y orgulloso. Todo el temor, la angustia y la agonía del animal viajaron del cérvido al cazador a través del blanquecino cuerpo de ese extraño protagonista de ojos rojos.

El cazador salió despavorido y nunca más pudo coger un arma sin sufrir un terror irresistible.




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Notas del Dr. Dukakis


Si sólo pudiera provocar una chispa, un detonante neuroquímico que hiciera entender que la diferencia entre tú y yo es ilusoria.
Jesús nos dijo "quiere al prójimo como a ti mismo". Lo dijo porque estaba ante una audiencia infantiloide incapaz de sentir esa verdad oculta que nos rodea. Se dijo a Sí mismo: "si no comprenden el fondo que, al menos, adapten su forma", y dijo la célebre frase.

La frase que debió decir -y no dijo- fue "quiérete a ti mismo", a secas. Pero era arriesgado dejar a la libre interpretación de los mortales de la época una frase tan escueta.
Los escritos apócrifos narran que Jesús (gracias) ya soltó esa frase en un monte de un planeta de una lejana galaxia, y los seres que allí habitaban acabaron fagocitándose los unos a los otros.

"¡Quereos a vosotros mismos!" Y los alienígenas primitivos empezaron primero a masturbarse y luego - como suele suceder después de un orgasmo - a emprenderla a bocados con todo bicho viviente con una voracidad sin límite.

Luego pensó: ya que sois incapaces de ver que sois todos la misma mierda (o arcilla), os digo "quered al prójimo como a vosotros mismos", y todo arreglado. Que conste que no dijo nada de "soltaos la pilila que se os seca la espina dorsal".

Desde la premisa de que la diferencia entre tú y yo es ilusoria, cabe concluir que la gente hace bien en quererse a sí mismo. Porque ellos somos nosotros, vosotros soy yo, yo soy él, ella es la otra y no veas que orgía nos espera. Porque si yo soy yo y tú eres yo ¿te puedo tocar el chichi? ¿qué más da si te toco una nalga? ¿y si te chupo un pecho? Si tú eres yo y yo soy tú, eso no sería más que una aliteración.
Quien sepa escuchar que escuche: que quiera chuparte un pezón es irrelevante en la inmensidad del universo.

Creo que me he liado.




N=1



El ONPSS (Organismo Nacional de Presos Sin Solución) me ha proporcionado un sujeto para llevar a cabo mi experimento. Se trata de Gabi "el samaritano" un recluso que lleva 13 años en prisión por un delito de asesinato. Me lo han traído a la consulta inmovilizado y con una máscara para evitar mordeduras.
Gabi es una lindeza de hombre. Entre todos los actos criminales que cometió, era conocido por poder predecir la roturas de caderas de las ancianas. Sólo con echarles un vistazo podía saber su grado de osteoporosis. He aquí los extractos de mi entrevista.

"Yo miraba sus andares y el grado calavérico de sus rostros. Y ¡crac! al suelo. Me acercaba para obsequiarles con mi ayuda y luego les arrancaba el bolso (...) No puede llegar a imaginarse la fuerza que puede tener una anciana (...)

Me entruyaron por asesinato, pero nunca quise matar a aquella señora. Todo iba como de costumbre. En el parque, una anciana daba de comer a las palomas y cuando menos se lo esperaba perdió el equilibrio. Se dio de bruces contra el suelo y yo, con cara de preocupación, me acerqué para ayudarla (...) Luego le agarré el bolso con todas mis fuerzas.

Salí corriendo por la Gran Vía hasta bajar por una boca de metro. Cuando bajé por las escaleras mecánicas, noté que algo pesaba: me giré y vi que llevaba a la mujer sujeta. Bajé como una exhalación para ver si la inercia despegaba a la vieja del bolso. No había visto jamás una mano tan poderosa. Luego me enteré de que la señora había sido medalla olímpica en gimnasia en la especialidad de barras (...)

Aquella mano, creame doctor, no era humana... Las puertas del metro se cerraron y yo, el bolso y la mano de la anciana se quedaron dentro del vagón. La anciana, sin embargo, no pudo entrar. El conductor, sin enterarse de lo sucedido, puso en marcha la máquina y arrastró por toda la estación a la señora. Después de restregar la cara de la vieja por el asfalto del andén, la señora quedó espachurrada en el quicio del túnel (...) llena de colillas, escupitajos y cacas (...) Por unos segundos fue como una mopa hasta que acabó como un póster al final de la estación.
Alguien accionó la alarma y el metro se detuvo. Todos en el vagón se me quedaron mirando horrorizados al ver a un caco - aquí presente - con un bolso y una mano amputada que, con espasmos, no soltaba el asa "ni pa' tras".
Cuando los viajeros vieron el percal, primero dudaron y luego acabaron pegándome una paliza. No hubo nadie en el vagón que no pusiera su granito de arena en mi cuerpo. Recibí patadas, puñetazos, gargajos y, a los pocos segundos, me quedé inconsciente. Cuando desperté estaba en el hospital custodiado por la Guardia Civil y tenía tres costillas rotas, el pómulo hundido, los testículos metidos para dentro, un hombro dislocado y una mano amputada metida en la boca".





lunes, marzo 10, 2008

 

OK


Por Carlos Cubero




El problema de base es que Raffa siempre paga. Hace más de 6 años que frecuentamos esa hamburguesería y Raffa siempre es el que paga. Eso no tendría que suponer problema alguno ni debería desembocar en una relación disfuncional entre el propietario y los sujetos pasivos del grupo. En general, los grupos llegan a un consenso a la hora de escoger un restaurante, independientemente de quien vaya a rascarse el bolsillo. Pero el dueño se ha tomado la libertad de emprenderla a bromas impertinentes con las personas que nunca le esperamos en caja. Ignorando que somos grupo con una dinámica integrada, tiene el valor de reprender a Xavi diciéndole "tú a mí no me has pedido una hamburguesa"; o tiene a bien llamarme la atención dándome una patadita en el culo por llevar una pinta de cerveza vacía a la barra. Cuando lo hizo me dio una ligera coz añadiendo "ese es mi trabajo, no el tuyo" y me dieron ganas de empalarlo en uno de los surtidores.

Yo siempre que lo veo tengo ganas de decirle que es la versión afeminada de Christopher Walken, pero no lo hago para evitar conflictos y para poder comerme una hamburguesa sangrante sin interrupciones. Yo soy un ser humano y si me enfado me cuesta deglutir. Por eso, cuando llego al Ok no digo "¡Hola! "¡Quiero que sepas que eres un hortera con una identidad sexual no resuelta!". No. Digo !Hola! !Ponme una Burguer Club! Y punto.
Luego me muerdo la lengua para evitar llamarle Paco Clavel, Arlequín o Confeti-man, porque tener facilidad para poner motes no implica que ponerlos sea virtuoso.




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Tened en cuenta que el libre albedrío desvela la verdad de nuestro entorno. Dios dijo "¡haced lo que os plazca!" y nosotros, desde aquel mismo instante, nos juzgamos los unos a los otros sabiendo que hacemos lo que queremos.
Cuando alguien os haga una broma y os duela en el alma, caed en la cuenta de que el mundo de las bromas es infinito. Curiosamente, tu interlocutor ha ido a escoger una con la que podía hacerte daño. Eso apunta a que en el mensaje subyace un magma de acritud y una intencionalidad de herir tus sentimientos.

El dueño del OK de Sarrià puede vestir como le plazca. Ya no es un pre-púber obligado a ponerse el traje de marinerito para hacer la primera comunión. Cuando se levanta - cuando va a comprar su vestuario de invierno - tiene plena libertad de escoger entre mil modelos. Él, entre unos tejanos, un polo, y un traje de gitana, escoge sin duda el traje de faralaes. Luego modula su pulsión inicial transvestista y se compra unos pantalones verde pistacho y una camisa a topos; se hace una coleta y se planta un pendiente que bien puede ser un lapislázuli o un pimiento.

Si reprimes tus instintos más primarios en favor de una autoimagen inestable y de difícil equilibrio te salen bromas de mal gusto y una dictadura de 40 años.



domingo, marzo 09, 2008

 

Dark scenes of a clouse couple (6)



Por Carlos Cubero






jueves, marzo 06, 2008

 

White Powder (Gabriel's Oboe)



Por Carlos Cubero



Cosificar al ser humano es bastante sencillo, sobre todo cuando se trata de un par de vagabundos de conciencia mermada, drogados, alcoholizados y dormidos en un banco de madera. Están justo en frente del Casal dels Avis, en plena Plaza Mayor, resguardados por una luz mortecina. Aprovechan la calidez de las temperaturas de este Febrero primaveral y parecen haber encontrado la forma de no morir solos.

Ella ha padecido un declive físico alarmante. Como dice mi buen amigo Raúl, no hace falta ser médico para ver que le quedan dos días. Sus nalgas se han desinflado en cuestión de semanas dejando sin relleno unos tejanos desgastados. Su cara se ha deformado, hinchándose hasta parecer tan irreal como una muñeca sucia de porcelana.

Él, por su lado, deambula con un tetra-break de vino en la mano y padece el síndrome de korsakoff, esa dolencia típica de los alcohólicos crónicos que deterioran sus cuerpos mamilares del hipotálamo para provocarles amnesias y trastornos conductuales irreversibles.

Ahora con la coca, el cristal y la quetamina los drogadictos ya no afean el paisaje como antaño hicieron. Los yonquis ya no molestan a los niños que juegan en la calle mientras mueren por un mal viaje en los aledaños del pabellón polideportivo. Pero es que los que duermen en el banco son de la vieja escuela. Él un legionario y ella una puta, oficios con solera y tan antiguos como las adicciones que los apresan.

Ella se ha recostado en su regazo mientras él eleva el cartón de vino para apurarlo. Y los dos se procuran calor mutuo.



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Los conservadores que creen en el capitalismo salvaje - ese que no sabe de políticas sociales - son unos miopes en lo que al autoconocimiento se refiere. Las personas de bien sabemos que cada uno de nosotros somos mendigos en potencia. Sólo con humildad puede concebirse la posibilidad de que todos los elementos puedan conjurarse contra nosotros para hacer de alguien prospero y omnipotente un trozo de carne estéril. Mientras los moderados consideran responsables a los mendigos de todo su infortunio, al ultraderechista le parece adecuado apedrear a dos mendigos que sólo procuran conciliar el sueño en la intemperie de una noche que siempre desgasta.

Lo que aún no comprendo es esa estrecha relación entre la derecha y el ultracatolicismo.

¿No os dais cuenta de que no hay cielo para vosotros?








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