martes, agosto 26, 2008

 

Robbie

Por Carlos Cubero




La gente dice que Robbie Williams ha perdido la perola. Ha pasado de ser el componente feo de los Take That a ser, en palabras de Buenafuente, uno de los artistas más completos del panorama musical europeo.
Ahora, sin embargo, lo ha dejado todo por la ufología. Se ha dejado una tupida barba y está decidido a buscar vida extraterrestre para estupefacción de sus fieles seguidores.

A mí ya me daba mala espina esa sonrisa extraña. Siempre he visto en él a un ser convulso, violento, hipersensible, autodestructivo e inestable. Si canciones como "Tripping" o "Come undone" fueran representativas y vivenciales, me atrevería a decir que Robbie Williams posee unos marcados rasgos limítrofes: de relaciones convulsas, autopercepción extrema y fluctuante, explosiones violentas y vacío crónico. Y me cae fatal. No por sus rasgos de personalidad sino porque va de gracioso en sus galas cuando, en realidad, posee un pésimo sentido del humor. Hace bromas violentas, muchas veces para ridiculizar a los componentes del grupo. Y a mí no me van ese tipo de cretinadas.

Sin embargo, uno no puede emitir juicios certeros si se deja llevar por las simpatías personales. Lo cierto es que no hay nada más importante que explorar lo inexplorado. Llevamos toda la humanidad mirando al cielo, rezando, observando, dejándonos guiar por cometas y explicándonos a través de los cuerpos errantes ¿Y vamos a dudar de la integridad de una mente brillante por querer hacer lo mismo?
Si comparamos ser una estrella del Pop - con el consiguiente estilo de vida insalubre asociado - con adentrarse en el mundo de la ufología, no hay duda de que Robbie ha escogido la opción más trascendente. No sé yo si, como él, me perdería en el desierto de Nevada con Jon Jonson a la espera de avistamientos ovnis, pero si tuviera cantidades ingentes de dinero, me involucraría de lleno en el proyecto SETI. Ya puede hacerse ahora, cediendo parte de la memoria de tu ordenador personal para procesar la información capturada por el radiotelescopio de Arecibo, emplazado en Puerto Rico.
La señal wow! sería sólo el prometedor inicio de un contacto pleno con entes inteligentes. Y lo necesitamos. Porque mientras estemos ocupados en reflexionar si los alienígenas tienen alma, aquí en el planeta azul estaremos todos unidos ante las hordas enemigas: esos "cursis engreídos" de cabeza gorda y ridículas gónadas que se creen con derecho a tener opinión... y a presentar un candidato para las próximas presidenciales.



Señal Wow!


jueves, agosto 21, 2008

 

Glicerina


Por Carlos Cubero


El transporte público es un paseo por tierras extrañas. Por la mañana la sensibilidad olfativa está por las nubes y a las colonias de baño se le suma el olor a hombre mayor y canoso a las puertas de la senectud. Procurándome un sitio más cálido, me topo con la falta de diligencia después de ir al baño de un bigote. Pero yo sigo el rastro de la glicerina para acabar con un ángel de higiene esmerada, alimentación equilibrada y ovulación inminente. Y allí decido cerrar los ojos.

¿Pues cómo va a empezar? Primero le gustas a alguien. Notas en tus entrañas que su interés ha sido súbito y desmedido. Y luego te dejas querer para acabar queriéndola como si fueras tú mismo. Se abre ante ti un campo de amapolas más o menos pisoteadas. Procuras adentrarte con tiento hasta deshacerte de las malas y feas hierbas. Si necesitas maquinaria agrícola, has de ir con cuidado porque puedes romper la belleza salvaje del paisaje.

Soy una máquina agrícola: irrespetuosa, altiva e inquisitorial. Y por eso no me quieren. Pero no por eso voy a renegar de la revolución industrial. Sé que está mal ir por la vida segando campos, pero no puedo no ser una máquina agrícola y hay campos que no hay Dios que los arregle.
Luego suele sucederme que me salgo de la metáfora y me pongo ciego de cerveza, porque la borrachera de una rubia de baja graduación es gradual e hidratante. Y me gusta en sus inicios y me lamento en sus finales.
Al día siguiente estoy roto y extraño, pero tengo la sensación de haber filtrado todo lo que soy, limpio y blanco azulado. La tristeza sigue vigente, pero es más sosegada y libre de horribles imágenes.

La luz es la vida y un día de azul intenso no puede ser malo. En esa realidad de elementos básicos me muevo: en la visión minimalista de los que ya no temen perder el juicio.



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Nuestro cerebro se ha valido de las circunvoluciones para aumentar el área funcional de la corteza sin aumentar el espacio invertido. Se ha replegado sobre sí mismo dándose esa apariencia de nuez sin cáscara para multiplicar la cantidad de neuronas por milímetro cuadrado.
Me temo, sin embargo, que si sucediera lo mismo con las áreas involucradas en el olfato seríamos sandías con patas.

Los olores son referenciales: siempre huele a algo porque durante toda nuestra evolución nos ha interesado saber que olía a tigre para salir pitando, y no pararnos a filosofar sobre las feromonas felinas.

Los humanos no contamos con mapas olfativos porque nuestra corteza olfatoria primaria es arcaica. Ha involucionado para dejar sitio al desarrollo de otras funciones superiores, esas que nos hacen humanos y no cabras. Somos puramente visuales, y si queremos imaginar como traza las rutas un perro, no podemos más que echar mano de nuestras imágenes.

Eso no significa que el olfato esté aislado de los procesos superiores: contamos con la habilidad de detectar, identificar, discriminar, memorizar y nombrar los olores. El bulbo olfatorio se proyecta a diversas estructuras cerebrales para ser el gran evocador de recuerdos. Pero se proyecta, sobre todo, a diversas estructuras del sistema límbico, las que trabajan para tener efecto en un amplio rango de comportamientos que incluyen las emociones, la motivación y la memoria...

Esta mujer huele a ella, pero no es ella, ni se me pasa por la cabeza tocarle los pechos; ni besarla, ni hacerle recados, ni regalarle unas flores. La glicerina huele, en definitiva, a agridulce sensación de romper con alguien por su desgana; a echar de menos dormir entre sus sábanas.



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Reflexiones olfativas de Raffaele: "me enamoré de un Selz".



lunes, agosto 18, 2008

 

Festina lente

KArAoM KVBo-HN*



Según Ricard, uno de los arqueólogos itinirantes, las ánforas romanas fueron como los tetra-break actuales: en cuanto habían cumplido su función transportando garum, conservantes, vino o aceite, se desechaban. Por eso encontramos en los yacimientos romanos cantidades ingentes de trozos de cerámica y mortero a base de cerámica picada.

La industria romana era impresionante en calidad y productividad pero no por eso los autóctonos íberos - los que sobrevivieron a las guerras púnicas - iban a deshacerse de toda la producción local. Nosotros no nos libramos de todas las cacerolas por mucho que haya ofertas en el Ikea, y eso mismo pensaban nuestros antepasados. Aun sabiendo que la cerámica foránea era más asequible - muchas de ellas, como la campiana a la ática, no dejaban de ser más que copias masificadas - mantuvieron con recelo (o sin él, vaya usted a saber) sus antiguas piezas de cocción doble y reductora.

Este fragmento, a pesar de estar en un estrato romano, es de una pieza íbera. Es de masa negra, compacta, reducida, de cocción no oxigenante. Ha sido encontrada por una de las auxiliares en un estrato romano probablemente del I d.C, en la unidad estratigráfica 24?? de la excavación EBC-08.

Si alguien sabe leer las inscripciones que rodean el cuello de la vasija, que sepa que puede hacer historia. No se ha encontrado aún la Piedra Roseta de esta lengua paleohispánica. Sí se han hallado algunos sucedáneos en forma de cortas líneas bilingües, pero sólo nos han reportado pistas para lanzar algunas hipótesis de trabajo.
Sólo necesitamos unas líneas paralelas - extensas - en griego (o latín) e íbero para empezar a desgranar el puzzle. Luego deberá surgir un lingüista obseso y de rasgos psicóticos que encuentre en el euskera (como hicieron con el copto) el puente entra ambas lenguas.

A quien le gusten los jeroglíficos, al que reuna las cualidades de Champollion, a quien lea a Untermann en sus ratos libres, tiene en esta página la gran oportunidad de hacerse famoso... sin enseñar las tetas y sin ser un torturado.




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* Pretende ser mi nombre en Greco-Ibero, una adaptación casi directa de un alfabeto griego jónico a las particularidades de la lengua ibérica. Pero me temo que este teclado qwerty es terriblemente actual.

** La mano de la foto es mía. Como podréis apreciar, está hinchada y más musculada. Nunca el acceso a la cultura ha sido tan duro.

*** Quiero dedicar esta columna a las personas que, de forma compulsiva, hacen sudokus a mansalva. Planteaos cómo sería este mundo si invirtieseis esa energía en hacer algo útil.

**** He aquí la extracción de una ánfora tipo Pasqual - 1 en EBC-08. Tenía intención de incorporar este vídeo entrañable en un post trabajado y diferenciado del resto, pero no he encontrado razones de peso para hacerlo. Sólo deciros que la extracción ha sido efectuada por una restauradora, los que hablan son Job y yo, y que el cámara es Ricard Jiménez, un arqueólogo curtido y descendiente directo (y legítimo, no como otros) de Pere I el Catòlic.

***** Tanto la foto original como el vídeo de la extracción han tenido que ser reemplazadas por fuerzas mayores: la fotografía por una tablilla con epigrafes ibéricos; el vídeo por la portada de "Top Secret" con su popular vaca como protagonista.





domingo, agosto 17, 2008

 

DARK SCENE OF THE WEEK (9)


viernes, agosto 15, 2008

 

Metro


Por Carlos Cubero




Un amigo me dijo que no dudaría en votar a cierto presidente de la Generalitat, no por afinidad política, ni por ser un personaje público cálido, sino porque tener la humanidad suficiente como para quedarse dormido y borracho en una estación de metro.

A mí sólo me gusta beber en compañía porque soy profundamente relacional. El alcohol es una sustancia depresora, pero tiene un efecto vigorizante inicial y nos desinhibe facilitando nuestras relaciones. En esos momentos de frenesí y pensamiento acelerado, me apasiona intercambiar ideas delirante, decir barbaridades sin impedimentos, sin la presencia de elementos inquisitoriales en el grupo.

Pero a veces uno puede llegar a comprender a los vagabundos. Entre ellos hay economistas, gente en su día próspera y ahora arruinada, esquizofrénicos, bipolares, depresivos mayores, dementes, toxicómanos, patatas, ensaimadas, polos de fresa...Todos ellos conforman un grupo falsamente homogéneo.
Sé que las personas de mente rígida creerán que dichas personas están ahí por méritos propios. Suele suceder que la palabra que nuestro Señor tuvo a bien difundir es sustituida por la teoría del mundo justo, donde las personas se arruinan por ser excepcionalmente imbéciles, los alcohólicos beben por vicio y los esquizofrénicos deberían haber tomado más zumo de naranja por las mañanas.
A eso se le suma el error fundamental de atribución, donde los observadores externos sufren la irrefrenable tendencia a buscar (para siempre encontrar) rasgos innatos propicios y desencadenantes en las personas que sufren desgracias.

No creo que sea necesario sentir el frío mármol en tu mejilla, ni los temblores de la intemperie para llegar a la conclusión de que todos estamos hechos de la misma mierda, o del mismo barro, o de nácar o de adobe. Nuestra vida está basada en el agua y, aún así, los pasajeros pasan raudos, riendo, ¡ignorándome!, mientras no me queda más remedio que tragarme una sesión doble de una película alejada, extraña y torcida.





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