viernes, enero 07, 2011

 

Nespresso


Carlos Cubero


La incapacidad de reconocer las propias emociones es una característica limítrofe. Tengo las uñas de sendos dedos gordos encarnadas y los pies parecen palpitar. Y ahora que se cruza alguien digno, no tengo fuerzas para responder de forma certera. Adecuada. Es por esa incapacidad y por estar exhausto de andar tocándome los huevos. Estoy oxidado y viejo. Inhabilitado para salirme de los cauces. Y es porque he postergado esta sana costumbre de sentarme y escribir unas palabras.

Por mucho que me empeñe, las cosas, cuando no se dicen, no existen. Y si existen no brillan por no haber sido bendecidas con el don de la palabra (si me descuido planto a una hada madrina con su varita dando color a un mundo gris e inerte. Pero no lo haré porque el hada madrina es una gorda con gafas según la pobre herencia Disney de mi memoria). Pero yo erre que erre ¡No tengo inteligencia manipulativa! Llevo dos días intentando hacer un platillo volante con una capsula de Nespresso (1) y he gastado un metro de papel de plata y desmontado el led tres veces.
Veréis. Era una idea estupenda que no puedo hacer pero puedo explicar. Inicialmente iba a desmontar un mechero gastado con un led y una pila. Lo hice. Luego vacié la cápsula de Nespresso con diligencia, tanta que parecía que todo iba a salir bien. Agujereé de forma simétrica la superficie de la capsula a forma de ojo de buey. En función del tamaño podéis hacerlo con un destornillador de precisión o con la punta del nabo. Va a gustos. Yo lo hice con destornillador porque lo otro es sólo gracioso - lo típico que hace uno con los colegas una noche de borrachera - pero el resultado no es satisfactorio (2).

El problema vino cuando las piezas debían ensamblarse. Me he dado cuenta de que, por mucho que ponga cara de interesante, no tengo los dedos de un relojero. No los de ahora que cambian pilas, sino los de antaño, los que podían contar el número exacto de muescas de una rueda dentada con sólo un vistazo. Y yo he perdido ese tacto fino.

Coqueteé con la idea de hacer un móvil para un hijo que no tengo. Pero perdí los nervios. Y me salió un buñuelo.






N. del A.


(1) Sr. Nespresso,
Soy consciente de los problemas que Waterworld (ruinosa película de Kevin Costner y, a su vez, profética por mostrar a los Smokers como unos villanos desencarnados) tuvo a la hora de buscar patrocinadores en cadenas alimentarias por hacer pipí en una lata. Es por eso que, de antemano y expresando mi más sincera disposición a honrar a ese negociete que habéis montado, estoy dispuesto a cambiar “punta del nabo” por “punta de zanahoria” en favor de la pulcritud de la imagen de vuestro producto.


(2) Nunca he mantenido relaciones sexuales con una cápsula de Nespresso.

Comments:
Te extrañaba...
 
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