sábado, febrero 28, 2009

 

Ataques de pánico

¡Uy! ¡Que me vuelvo loco!


Por Carlos Cubero



Paseaba por un sendero con dos amigos - el sol se puso - de repente el cielo se tiñó de rojo sangre, me detuve y me apoyé en una valla muerto de cansancio - sangre y lenguas de fuego acechaban sobre el azul oscuro del fiordo y de la ciudad - mis amigos continuaron y yo me quedé quieto, temblando de ansiedad, sentí un grito infinito que atravesaba la naturaleza.

(Münch, 1892)






Sé que para las personas que han sufrido ataques de pánico el título puede parecer despreciativo y lleno de una sorna innecesaria y faltona. Pero yo soy psicólogo social y forense (haga lo que haga los títulos cuelgan de la pared) y he sufrido en mis propias carnes algún que otro ataque de pánico. Por tanto, me siento con el derecho y la necesidad de reírme de mí mismo, de mofarme de la irracionalidad que nos embarga cuando la sangre se nos agolpa a la cara. El resto son efectos colaterales.

Nuestro Sistema Nervioso Autónomo se ha rebelado en armas. Es como un aliado ignorado durante años, un vecino maltratado que ha decidido ya no sólo no darnos azúcar o no dejarnos la podadora, sino reventarnos el buzón con un petardo y pegar fuego a nuestras petunias.

Mientras el SNA regulaba nuestra digestión, nuestra frecuencia cardíaca, nuestra respiración y nuestro metabolismo campábamos por la vida silbando El puente sobre el rio Quaid. Pero ahora, sin motivo aparente, reaccionamos como si un mercancías a toda máquina estuviera a punto de arrollarnos ¿Pero qué sucede? ¿Por qué tengo miedo? ¿Dónde está el tren? Todos comprendemos que sentir miedo ante una situación de riesgo vital es necesario para librarnos de un atracador, saltar ante una súbita explosión o para huir de los aztecas. Pero ¿qué le está pasando a mi frecuencia cardíaca? ¿Por qué sudo como un pollito? ¿Qué te pasa SNA? ¿Eres Imbécil?



*******



Una lechuga no tiene ataques de pánico porque no tiene sistema nervioso. Somos físicos, los genes nos predisponen y las bases neurofisiológicas de la ansiedad existen y son reales. Eso explica que el lactato sódico y la cafeína sean inductores específicos del pánico para personas con un historial de ataques de angustia (Klein, citado en Margraf et cols., 1986). No obstante, acordaréis conmigo que tan patológico es limarse las uñas mientras la guerrilla quema tu aldea como estallar en temblores y sudores comprando una barra de pan.

La problemática del pánico reside en la inadecuación de nuestra respuesta autonómica, no en la respuesta en sí misma. Lo desadaptativo es sentir una ansiedad extrema - la que nos hace salir huyendo para no ir a ninguna parte - cuando no hay ninguna amenaza presente. Un agorafóbico es agorafóbico por sufrir un pánico insuperable en un centro comercial y no por presentar dicho estado en el Guernica de 1937.

Las teorías biologicistas son fruto de una alocada búsqueda por reducir la causas. A todos nos gustaría simplificar la realidad de un trastorno a un interruptor y no preocuparnos por la biografía, por los rasgos de personalidad subyacentes o por los trastornos comorbidos. Sería estupendo no tener que hablar con un paciente y concluir que su dolencia se debe a una anomalía cromosómica o a una alteración en los ejes HPA o SNC. Pero tenemos la mala pata de ser complejos, multicausales e integrales.

Yo soy el hijo mediano de una familia de tres hijos varones y mi madre tenía (y tiene) dos brazos. Para mí, tiene más sentido la ansiedad de separación en edades tempranas de Bowlby que el desajuste del principal centro noradrenérgico cerebral. Con eso no estoy negando mi sustrato neurofisiológico (tengo corteza prefrontral, lóbulo límbico, locus ceruleous y pito) pero así como he aprendido a hacer el pino merced a mi plasticidad sináptica, aprendí que había algo que temer en mis primeros años de vida. Y quiero apostillar que no pretendo despreciar la aportación de la medicina a los trastornos del pánico porque, en las primeras fases de la psicoterapia el apoyo farmacológico es necesario, eficaz y sabe a fresa.

Pero permitidme reafirmar el papel de los neuras en esta sociedad circunspecta. Para mí el mundo es un castillo de naipes y para un hijo único la teoría geocéntrica está aún vigente. La verdad de las cosas pertenece a los hijos sandwich, a los niños que son apalizados de vez en cuando sin razón aparente. Si no fuera por nosotros, el cráter Meteor de Arizona aún sería considerado un volcán extinto. Si no fuera por nosotros aún seguirían vigentes las teorías cosmológicas de Ptolomeo o las falsas interpretaciones jeroglíficas del matemático alemán A. Kerscher (un hijo único engreído al que se le cayó la cara de vergüenza cuando Champollion y Thomas Young tradujeron la Piedra Roseta).

La verdad de las cosas surge, muchas veces, gracias al sentimiento de desprotección de seres humanos como nosotros, los que hemos sufrido en nuestras carnes el peso que conlleva saber que uniendo dos tazas de café caliente estás cambiando el rumbo del universo.

Es por eso, que desde el deseo de normalizar estados e integrarme como un todo sin fisuras ni inclusiones patológicas, he decidido quedarme con la explicación que más me reconforta, la que Richard Treehood dio en su día, esa que dice que "somos soldados sin guerra; hombres y mujeres poseedores de un sistema nervioso a prueba de bombas, hambruna y horrores... Nacimos para huir de un poblado en llamas, aguantar un sitio de pestes, para impedir la entrada de los Normandos lanzando piedras y volcando calderas rebosantes de aceite hirviendo. Lo único que sucede es que, hoy por hoy, por primera vez en la historia, vivimos en una Europa en paz y unida y nuestra morfología se le ha pasado por alto que para vivir no es necesario salir huyendo, ni dormir con un ojo abierto. Descansad en paz porque no habrá locura ni muerte súbita que pueda entorpecer vuestro descanso."


Pues eso, dulces sueños.


(...)




Comments:
http://www.youtube.com/watch?v=lF7_PhB9coo&feature=related
 
http://www.youtube.com/watch?v=lF7_PhB9coo&feature=related
 
Carlos que estás aconjojado, con este relato? Dimelo!
 
No.
 
Será acongojado,no?
 
Perdón pero yo no terminé la primaria.
 
Mi abuelo empezó a trabajar a los 6 años,no pudo ir nunca a la escuela.No te puedes ni imaginar el vocabulario tan extenso y correcto que tenia.Tengo q decir,que el siempre tuvo muchas ganas de aprender.
 
Por fin leo algo nuevo. Es genial como consigues explicar de forma tan cercana y graciosa algo científico.
Para mi, este tipo de relatos en los que hablas de lo que a ti te interesa haciendo que interese a todos, implicándote a ti mismo y con humor son los más te caracterizan.
Muy propio lo del cuadro del grito. Y me ha encantado cuando dices que el tratamiento farmacológico sabe a fresa.
No tardes tanto en escribir,
M.
 
Gracias M,

Esto es una reposición que merece ser acabada. Falta la visión psicoanalítica: la angustia como síntoma. En cuanto pueda, la escribo...

Dentro de poco, tendré tiempo. Me sumaré a ese inminente 20% de desocupados. Y yo preocupado, y feliz, pero preocupado.

un abrazo
 
me gusta mucho este ultimo relato no tardes tanto en escribir piticli
 
Este relato ya lo habia escrito, es una reposición, a ver cuando escribes algo nuevo, TE ESPERAMOS.






UN/A ADMIRADOR/A


GRACIAS UN SALUDO
 
...
 
.......? explica esto?
 
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