lunes, febrero 27, 2006

 

Gravedad


Por Carlos Cubero


Me encantaría poder explicaros la realidad de mi situación, pero soy un ser social y tengo responsabilidades. Las mínimas. Pero las tengo. Sergi Pàmies puede permitirse el lujo de expresar su tristeza honda y calmada en "Escavetx". Narra con pulcritud, simplicidad y frases comedidas sus ganas de llorar en un día cualquiera de un recién separado.

Yo no me oculto tras un montón de tecnicismos. Es sólo que la vida me parece gris, y los tecnicismos hacen que el mundo sea igual. Pero con tecnicismos.

Cuando el mundo real te somete a sus reglas, uno se ampara en el mundo de los sueños. De ahí la hipersomnia, y de ahí el sueño recurrente de un mundo ingrávido.
Trepo como un primate y nadie parece hacerme caso. Pero no importa, porque la aprobación social es irrelevante cuando la gravedad no va contigo.





miércoles, febrero 15, 2006

 

CORAZON EN EL PRESO

Por Carlos Cubero

En mi reciente empleo como psicólogo en centros penitenciarios, hemos celebrado el día de San Valentín. Con el objetivo de socializar a los reclusos y habituarlos en la normal y fluida expresión de las emociones, hemos decidido que todos hagamos una redacción sobre el amor y San Valentín. El recluso Martínez Alsina me ha permitido transcribir y colgar en mi blog su magnifica redacción. Espero que os guste en este día tan señalado.


Siempre recordaré a mis padres peleando en este día tan señalado. Mi madre era una mujer gélida, acostumbrada a la dureza del campo, que fue a casarse con un cantamañanas como mi padre. Mi padre la encandiló con su verborrea barata, para luego darle una vida mísera y sin sentido: una vida de sacrificios sin recompensa alguna.

Mi madre estaba helada y yerma, como tierras de secano en pleno invierno. Mi padre era pueril, falso e inútil, como un niño travieso sin sentimiento de culpa.

Pero el día de San Valentín mi madre esperaba un gesto de afecto, de un amor que ya había olvidado. Sólo necesitaba un oasis de mentiras pútridas para sostener su desangelada existencia. Mi padre sólo se lo dio una vez, y la estupidez más escandalosa inundó la expresión de mi madre. Pero sólo fue un 14 de Febrero de los 45 que compartió con mi padre.

Es curioso como escogemos días para ser felices y para caer en el engaño más absoluto. Mi madre sabía que mi padre era un inútil y sabía que no tenía remedio. Por muchas flores que enviara, mi padre no cambiaría jamás.

Creo que mi madre no era tan gélida antes de conocer a mi padre, pero perdóname si no la disculpo: yo sólo pude vivir sin abrazos y me trae sin cuidado de quien fuera la culpa. Yo no tengo la culpa de haber vivido con un padre borracho, vagarras y tonto del culo. Puestos a disculpar, no tengo la culpa de haber sido concebido.

Pero sé que el mío no es el peor de los referentes. Mi madre me enseño a ser duro y mi padre a apreciar el dinero fácil. Lo primero puede llevarme a algún sitio, lo segundo me aleja de una vida sedentaria y perdida en horarios de oficina.

Mi padre era un vago pero no un drogadicto y eso me enorgullece. La mitad de mis amigos del barrio tenían padres yonquis y he vivido escenas que curten a cualquiera. A mi ya no me dan miedo las navajas ni los cuchillos, ni me da miedo perder la vida en una reyerta. Por eso siempre he sido respetado en el barrio… Y por otras razones, una de las cuales me trajo a este agujero

San Valentín es una mierda al igual que lo son estas clases de asertividad y buenos modales. No tengo a quien darle una caja de bombones y eso me apena. Es por eso que estoy deseando salir de esta prisión.- ¿Qué prisión? ¡Hogar! ¡Templo budista diría yo! – y así tener la oportunidad de vivir con plena intensidad este maravilloso día... Quizás encontrando a una mujer con la que ATRACARnos a chocolates y dulce de leche; y VIOLAR toda regla establecida en favor del amor; y DEGOLLAR cada uno de los momentos amargos que viví pero que no volveran ; y HURTAR sensaciones fugaces de la madre naturaleza; MALVERSAR cada minuto en favor de la unión espitual; y EXTORSIONAR a cualquiera que ose decir qeu al amor no existe... Porque el AMOR está ahi fuera y sé que me está esperando.



¿No es maravilloso los avances que esta experimentando el recluso Martínez Alsina? ¡Qué fluidez y qué expresividad! Cuando veo unos resultados tan inmediatos no puedo más que alegrarme por haber escogido la Psicología como ciencia de estudio. De la redacción se desprende una visión positiva y meditada de su infancia; agentes socializadores óptimos; apoyos sociales de estimable valía; prosocialidad; una bondad y una emocionalidad que no le cabe en el pecho… Este chico es un claro ejemplo de resilencia y tiene un gran futuro por delante.
Es por eso que, sin dudarlo, he recomendado un tercer grado para este recluso ejemplar. Si lo veis por la calle, no dudéis en saludarlo, en abrirle la puerta de vuestra casa y, por qué no, aceptar su caja de bombones. Merece una segunda oportunidad.

 

QUIJOTESCAS


Por Carlos Cubero y Toni Caldi



La réplica de la máquina Antikythera
(Cap.1)


Dieta Romana (Cap.2)



Lupanar
(Cap.3)


Perturbaciones (Cap.4)


Ortocono (Cap.5)

martes, febrero 14, 2006

 

Masa



Por Carlos Cubero


El hombre es él y sus circunstancias. Por mucho que os vengan con ese discurso moralizador, inquisitorial, antipático y punitivo de que sois siempre los responsables absolutos de vuestros actos, tened en cuenta vuestro entorno, los determinantes que os modulan y que os empujan a comportaros de determinada manera.

En los partidos de fútbol la responsabilidad se difumina. En una situación interpersonal directa, yo nunca le diría "burro" e "ignorante" a Medina Cantalejo ni a nadie que no se lo mereciera. Sin embargo, al amparo de miles de aficionados, todo es mucho más sencillo: no buscas consenso ni procuras limar asperezas con tus semejantes.

He aquí la prueba.



F.C. Barcelona vs Real Madrid. Camp Nou, 13 de Diciembre del 2008



domingo, febrero 05, 2006

 

TRÁGICAS NOTICIAS

Por Carlos Cubero


La Sra. Hortensia estaba en frente del televisor planchando. Era un sábado por la noche y tenía mala cara. Cualquiera lo interpretaría como una depresión de "abandono de nido": los hijos crecen y dejan de necesitar a sus madres; y la madre se aferra a unas funciones que ya no son funcionales. Obligada a cambiar la cómoda disconformidad de su vida, tiene que ver a su marido como un hombre, a verse a si misma como una mujer y a saber que su único objetivo ha terminado. Se sentía vacía y triste.

Pero aquella noche la madre dejó caer la plancha al suelo y empezó a agitarse. Temblaba y sentía frío y no sabía que hacer. Era una sensación básica de miedo pero sin estimulo presente. Y no pudo más que pensar en su hijo ¿Dónde estará? ¿Estará sano y salvo? Suena el teléfono: corre a descolgarlo y teme lo peor. El rumor sin nombre se convierte en certeza justo antes de escuchar la voz, y la voz le confirma la premonición. La madre comprueba en un instante que su vínculo es tan fuerte que puede sentir en la distancia: motivo de alegría destrozado y hundido por la misma situación que lo propició; la confirmación abrasadora de que su hijo es más hijo que nunca por haberlo perdido.

La Sra. Amalia perdió también a su hijo: lo encontraron colgado en la sala de estar mientras ella y su marido estaban en el pueblo de vacaciones. Me da incluso miedo explicar esto porque es una historia de infancia que me dejó huella. Siento incluso la presencia de mi amigo a mis espaldas por explicar algo que no debo. La Sra. Amalia nunca supo y nunca quiso saber que su hijo murió de esa manera. La versión oficial es que se cayó en la bañera y se desnucó. Pero vivía en un pueblo y desoía los rumores malintencionados.

La Sra. Amalia nunca ha vuelto a ser la misma. Toma psicofármacos a puñados, sufre un temblor postural y tiene la mirada perdida. Ocupa su tiempo en cultivar hortalizas pero no siente como los frutos crecen ni disfruta del olor de la tierra. Lo hace para solapar emociones insufribles con otras que deberían ser bonitas.

Ambas murieron poco después de la trágica noticia: Hortensia está en el Eliseo con los suyos, aliviada por la reversibilidad de lo que predijo en su día; la Sra. Amalia nos trae lechugas y pimientos cada Jueves por la tarde.

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