martes, abril 03, 2007

 

LIMITES

Por Carlos Cubero



I


Le hubiera reventado la cara a hostias. Suelo ser un hombre civilizado y procuro medir mis formas, pero que un mocoso imberbe y adolescente me tirase una bola de papel en la espalda mientras leía a Frédéric Beigbeder era algo que no podía tolerar. La narrativa de Frédéric tiene ese don para atraparte en su espiral de violencia y autodestrucción desde la opulencia. Si hubiera estado leyendo a Brian Weiss hubiera sentido algo como "pasaran dos vidas más para que este muchacho aprenda lo que es el respeto al prójimo y a sus mayores". Pero desafortunadamente, leía a Beigbeder, y mientras me tomaba mi café con leche de las cinco de la tarde, ese muchacho debía pagar por su osadía.

El mocoso se sentía arropado por el grupo y se sentía poderoso porque no estaba solo. Eso suele suceder en los seres humanos: cuando estamos en grupos nuestra voluntad y nuestra vergüenza se diluye como un azucarillo en café hirviendo.

Lo mismo sucedió hacía dos semanas: todo el vecindario escuchó los gritos de Jéssica aquella misma noche. La estaba forzando un hombre oscuro y perverso, y Jéssica no paró de chillar desesperada a las dos de la madrugada. Venía del trabajo y no hubo nadie que moviera un dedo, nadie que bajara a echarle una mano mientras aquel canalla le arrancaba las ropas y pasaba su lengua por su cuello. Todo el vecindario tenía miedo porque sabían que aquellos chillidos eran demasiado reales como para buscar una explicación alternativa a lo que estaba sucediendo. Pero nadie se decidió a bajar a ayudarla porque todos llegaron a la conclusión de que el vecino -sino uno, otro - acabaría llamando a la policía. Lo hicieron, pero demasiado tarde, cuando los chillidos cesaron justo después de un sonido seco, como el de una piedra grande contra el asfalto.

De la misma forma, el acto del mocoso quedaba amparado por su grupo de referencia - los allí presentes - porque cada uno de ellos podría compartir la responsabilidad de la autoría. Funcionarían como un todo porque el que lanzó el papel a mi espalda era un criminal oculto y anónimo.

Pero no podía permitir que un niño aprendiera que este mundo existe la impunidad ante nuestros actos y por eso mi reacción inicial hubiera sido la de acercarme allí y abrirle la boca de un puñetazo para acabar depositando su gracioso papel en su boca plateada de correctores. No quiero con esto hacer un ejercicio de hipocresía porque mis intenciones no eran pedagógicas, eran plenamente pulsionales.

Pero el muchacho tuvo suerte de que su irrigación facial fuera densa y reactiva. Al girarme, pude ver que estaba avergonzado, dándome a entender que sentía haber hecho mal. Lo supe porque al girarme se había sonrojado visiblemente, no me dirigió la mirada y esgrimió la ya conocida sonrisa defensiva; esa sonrisa heredada de nuestros ancestros que nos recuerda que sonreír es enseñar los dientes, es prepararse para una defensa activa mordiendo cualquier cosa que ose atentar contra tu vida. Su reacción lo delató pero a su vez lo humanizó ante mi mirada encendida.

Pero su suerte fue definitiva porque hice girar la moneda que todo decide; y rodó y rodó en la mesa, y aunque parecía que iba a caer al suelo acercándose temerariamente a los bordes, siguió girando como una peonza caprichosa y coqueta; y giró y giró, emitiendo el ruido hipnótico del peso de la plata en una superficie de madera barata; y giró y giró hasta que la frecuencia de su sonido se elevó hasta el infinito del silencio enseñándome una de sus caras.

Y fue la cruz, la cruz de lo prohibido y de la contención; la Cruz del "no debes" la que me dijo que era hora de buscar otro escondite para seguir leyendo las desventuras del publicista cocainómano.



II



Me pregunto si la culpabilidad y el remordimiento son proporcionales al número de personas que comparten la responsabilidad de un acto negligente. Dudo que haya ninguna ecuación que pueda predecir cuán culpable serás si ves a un niño moribundo en la calle y, a su vez, estás rodeado de diez, veinte, doscientas personas.

No creo que ninguno de los negligentes vecinos vaya a ir al cielo. Creo que tendrán que nacer doscientas veces más para poder limpiar sus pecados aquí en la Tierra. Cada uno de ellos tendrá que nacer mujer, volver sola del trabajo y que un desconocido maloliente con rasgos psicopáticos le desgarre los genitales sin venir a cuento. Todos ellos, los que escucharon y no supieron que hacer, los que sabían que hacer y no quisieron saber lo que tenían que hacer, a esos les espera una vida donde experimentar en las propias carnes que se siente cuando no hay salida y solo necesitas un grito desde un balcón, una voz amiga que grite "¡hijo de perra, sabemos quién eres!".

Yo no quiero caer en los sesgos para aplacar la verdad y el horror. No quiero escuchar ni un atisbo de duda sobre la valía y adecuación de Jéssica. La gente suele caer en esos sesgos culpando a la víctima porque no pueden soportar la idea de que a ellos podría haberles sucedido lo mismo. Si en ella recae la responsabilidad de lo sucedido significa que nosotros podemos ser dueños de lo que nos sucede. Decir que Jéssica no tuvo que caminar a esas horas de la mañana, significa que, si nosotros no caminamos a esas horas de la mañana, no nos tiene que suceder lo que a ella le sucedió. Pero eso es una patraña. Culpabilizar en mayor o menor grado a la víctima es crear un mundo donde nosotros ejercemos un control absoluto sobre los sucesos que se nos avecinan. Pero no sólo es una falacia sino que un pensamiento perverso y lleno de mierda.
Jéssica tenía los ojos preciosos y era muchacha grácil y bonita. Si pudiera dar forma fálica a la frase "algo habrá hecho" creo que empalaría a toda una generación de mentes acomodadas y decimonónicas.

El panorama en la "Tasca de L'Oncle Antoni" no mejoró demasiado. Sustituí a un mocoso impertinente por dos borrachos chillones que se disputaban su hombría hablando de sandeces. Uno de ellos era Cándido, un mecánico aficionado al carajillo y a la copa de Coñac matutino. Era un gritón y no tenía modales, pero a mí me respetaba y hacía caso de lo que le decía: si hablaba de su disconformidad (a grito pelado) de una huelga, le recordaba que era un asalariado y un firme candidato a quedarse sin empleo; si me hablaba de que su mujer era una guarra, le recordaba que le había soportado durante años y era la madre de sus hijos. Él siempre me respondía con un "ya, ya lo sé" de voz apagada y dependiente.

El otro era Padilla, un borracho consumado que se ponía agresivo cuando bebía su enésima copa. No superaba el metro sesenta, pero cuando bebía se envalentonaba percibiéndose como gigante y omnipotente. Era un imbécil, porque en esa falsa omnipotencia hacía observaciones inadecuadas sobre las mujeres, sobre el fútbol y sobre mi persona. Una vez me dijo que detrás de mi apariencia formal y circunspecta había un juerguista consumado. Lo decía atizándome el hombro con el reverso de la mano y me pareció ofensivo. De hecho, me pareció ofensivo porque tenía una forma ofensiva de tratar a sus semejantes. Le hubiera partido la cara.

Ellos seguían con sus disputas y yo, mientras procuraba centrarme en la lectura, encendí el enésimo cigarrillo empujado por la inercia y por la desgana del que siente un vacío crónico.

Debería replantearme este maldito vicio. Si me dicen que el fumar es una conducta autodestructiva, les daría la razón; si visualizo mis pulmones ennegrecidos y los alveolos saturados de nicotina y aldehídos, mi visión será del todo cierta. Por eso, debería haberme replanteado la decisión de encender un cigarrillo que no acababa de apetecerme. Pero acabé haciéndolo porque, para esas cosas, la moneda no dejaba de girar y nunca reposaba.

No era ella la encargada de regir las nimiedades de mi existencia.



III



Poner una cara anónima a la víctima es despersonalizar el sufrimiento. Es la mar de cómodo, lo sé, pero es mentira. La verdad de las cosas florece cuando a la víctima le pones la cara de la mujer que amas, o la de tu madre, o la de tu hermana, o la vecina del quinto de la que estás enamorado y no te atreves ni a darle los buenos días. Cuando hay un muerto en la carretera, ese es tu padre, el que se rompió el culo trabajando para que tú pudieras tener una bicicleta el día de los Reyes Magos; el mismo que se vio obligado a comprarte un Transformers a sabiendas de que te iba a durar dos días; el mismo que viste llorar cuando tu hermano se rompió los dientes en el salón de tu casa. Ese hombre yace en el suelo con estertores y acaba de tener un accidente. De la misma forma, Jéssica era tu hermana, tu novia, tu madre, la mía, la de todos, la del quiosco que te regala chicles, tu profesora de Álgebra (la que despertó tu sexualidad), Mrs Shivery (la de los ojos infinitos), Antonia (la vecina que te regalaba hojas de laurel para las lentejas), Hortensia (a la que le pusiste un petardo en el buzón). Todas ellas han sido violadas y su llanto ha sido apagado con una piedra.

A mí el murmullo y el griterío no siempre me molesta. De hecho, podía incluso promover la concentración para el estudio o la lectura. Sigue sin gustarme el silencio, porque la ausencia de estímulos me obliga a pensar por mí mismo, a ser el único espectador de las imágenes de mi mente. Es por eso que no me gusta dormir con la luz apagada, ni me gusta dormir sino es escuchando la radio, viendo un reportaje, o hablando con la mujer que comparte mis sábanas.

De vez en cuando, tenía que levantar una mirada de odio para dar a entender a los dos energúmenos que hablar bajo, como las personas civilizadas, era también una forma de comunicación. La situación en el bar, sin embargo, empeoró con una nueva incorporación. A la díada alcohólica y malhumorada se unió Ricardo, uno de los hijos de Arturo, un anciano esbelto y desdentado que hablaba desde el diafragma con la voz apagada del que padece insuficiencia cardio-respiratoria.

Ricardo arrastró su cara arrugada y maltrecha de pueblo hacia la barra. Con pose insolente, como la del que se cree alguien, se dispuso a tomar una cerveza y a compartir brabuconadas con los amiguetes del bar. Era un antisocial, un psicópata de los pies a la cabeza, un repugnante. No un Annibal Lechter de educadas formas y corteza olfatoria del tamaño del Camp Nou. No. El Sr. Lechter es una anomalía en el mundo de la psicopatía. Es una ficción por mucho que el Dr. Soria diga lo contrario. Ricardo era un impulsivo, bebedor, lapidador de bienes, un sin escrúpulos, un pegón, un desalmado y un perdido de la vida que sólo hacía que trabajar, beber y amenazar a su exmujer con una escopeta de cazador. Este es el antisocial o el psicópata que en lenguaje coloquial se le llama hijodelagranputaalejatedeél. Cuando ves a Annibal Lechter, no puedes evitar sentir cierta admiración por su omnipotencia, por sus gustos refinados y por su sentido del humor. Pero Ricardo era un vivo ejemplo de psicopatía y nada tenía que ver con el famoso personaje de Thomas Harris.

No recuerdo de que hablaron entre ellos porque para mi, por un buen rato, fueron poco más que un murmullo con picos de sonido evitables e innecesarios. Estaba centrado en mi lectura y sólo llamaron mi atención cuando Ricardo se sobresaltó porque Cándido, apartando la solapa de su camisa, divisó unas feas cicatrices recientes en su cuello.

Ricardo, reaccionó con despreció y, sin perder la calma y chulería, apartó las manos de Pedro con violencia de su camisa. Pedro, hombre extravertido, maleducado y berborreíco donde los haya, grito a los cuatro vientos: - ¡¿Te has follado al gato?!

Todos respondieron con una carcajada.




IV



Dicen que si lanzas una moneda perfecta infinitas veces la probabilidad para cada una de sus caras es del cincuenta por ciento. Cuántas más veces lances una moneda, más se aproximarán los resultados a su probabilidad teórica. Yo llevo muchos lanzamientos, multitud de sucesos independientes, y siempre he sido fiel a su mensaje quedando contenido sin perturbar mi entorno más inmediato. Años y años de cruz comedida y expectante siendo la moneda el amigo que te abrazaba por la espalda en una trifulca callejera.

Esta vez, la moneda no respetó los bordes de mi mesa y fue rodando y rodando sin indicios de desgaste o cansancio; rodando como un niño incansable en triciclo por los pasillos de tu casa. Pero fue Ricardo el que quiso detener su trayectoria, pisándola y aplastando su curso como si fuera una vulgar cucaracha.

Me agaché a recogerla y él apartó su bota roída y desgastada dejando entrever mi moneda brillante y reveladora. El Stavraton guiador - el que ha marcado el destino de muchos durante siglos - decidió que era hora de pasar a la acción, que era ese el momento de la verdad.

Sólo pude ver que uno de los ceniceros que estaba en la barra era de vidrio robusto y estaba limpio. Luego sólo recuerdo un alboroto que se apagó de repente. Mi cuerpo se anestesió y empezó a moverse a pesar de mi voluntad.

Yo mientras estuve en una casa que no conocía. Era un adosado con un patio que rodeaba parte del inmueble. Yo estaba en el comedor y sentía que era mi casa. Estaba repleta de gente que me ninguneaba mientras comía unos entrantes y bebían cerveza y refrescos. Estaba iluminado por una luz oblicua vespertina que entraban por las ventanas y daba al salón un aspecto angelical. Mientras los invitados charlaban, empecé a escuchar unos golpes secos, los golpes de un puño grande y anudado contra la puerta anexa a la salita del merecido reposo. Los golpes no cesaban y su frecuencia iba en aumento. Yo estaba angustiado y un frío sudor resbalaba por mis sienes empapando mis mejillas. Estaba angustiado porque cualquiera de los comensales podía preguntarme por sus orígenes; cualquiera de ellos podría perder todo decoro y curiosear por los espacios vetados de la casa.
Saqué fuerzas de flaqueza y pude agitar las manos en medio del tumulto de conocidos y espontáneos en frente del salón, y todos fueron desfilando hacia afuera, sorprendidos algunos de ellos y otros visiblemente contrariados. Cerré la puerta detrás de ellos y volví a la salita del merecido reposo, contigua a la puerta que estaba siendo aporreada.
Allí una mujer de pelo negro y denso que no pude ver en la fiesta se había acomodado en una de las butacas. Estaba a gusto pero temerosa por mi reacción. Sonriendo señaló a la puerta y me cogió de la mano. Olía a jazmín pero no era ella, era el aroma de la primavera andaluza que procedía del patio exterior. Me cogió la mano con su mano cálida, suave y honesta y me acercó a la puerta. Los golpes se aceleraban, se apresuraban como el que quiere entrar a casa en una noche fría y tempestuosa. Su violencia se acrecentaba y pude ver los nudillos deformando la puerta que creía de roble inglés. Pero no lo era, era de un material flexible: hecha de voces desgarradas, de briznas de hierba y de argamasa.
¡Pum Pum! – ¡Ábrela! - Me decía con su eterna sonrisa - ¡Pum Pum Pum! - ¡Ábrela o se romperá en mil pedazos! - Yo sudaba, mis manos temblaban - ¡Abrela! - Repetía haciendo el ademán de estar a punto de irse - ¡Ábrela! - Me decía su caduca presencia - ¡Ábrela, que te espera el porvenir pasado! - Decía ignorando lo que era un trastorno conversivo - ¡Ábrela! – Dijo cuando justo estaba abandonando la salita y el luego el inmueble - !A-bre-la! - acabó apostillando su voz desde la lejanía.

Ya solo en la habitación, apreté el abdomen como quien espera un fuerte golpe en el plexo solar. Con los sentidos embotados, posé mi mano en el pomo de la puerta y estaba helado, tan helado que mi mano se quedo pegada por efecto de una escarcha ártica y abrasiva...



*****


Recobré el sentido propioceptivo. Noté la presión atroz de una rodilla entre mis omóplatos, tan poderosa que pude escuchar con algunas de mi vértebras crujieron. Tensé mis músculos y decidí no moverme por miedo a provocarme lesiones medulares irreversibles.

Eché un vistazo a mi alrededor y estaba en suelo boca abajo, inmovilizado, con mi barbilla tocando el frío suelo del bar. A mi lado, pude ver el cenicero descantillado, casi partido, empapado de sangre grumosa. Más allá, tirado entre los taburetes del bar, pude ver lo que parecía ser el cuerpo inerte de Ricardo.

Una voz que no pude reconocer no paraba de decirme entre sollozos:

- ¿¡Qué has hecho, por Dios!? ¿¡Qué has hecho, por Dios bendito!?



V




Mi compañero me tiene miedo y respeto. Lleva muchos años en prisión y tiene varios delitos de sangre. Me dice que no es una persona que mate por matar, que él es capaz de amar y que se ha visto arrastrado a una vida de miserias donde matar le lleva a uno el pan a la boca. Tiene 45 años pero parece un anciano. Ha perdido parte de la dentadura y su piel está empercutida y amarillenta. No tenemos mucho en común, pero me teme, me respeta y le gusta jugar a ajedrez. Sabe mover las piezas pero es irreflexivo y es incapaz de comprender porque le ofrezco un peon en c4 en mi segundo movimiento. Intento explicarle que ofreciéndole el peón pierdo material pero gano el centro y un desarrollo fluido de mis piezas. Aun así, por más explicaciones que le dé, no entiende la lógica implícita del gámbito de Dama.

Me ha insinuado que quizás si poseyera mi moneda por un tiempo podría batirme en el tablero, pero cuando me vio la cara supo que su propuesta había sido del todo inadecuada.

No ha vuelto a pedírmela más porque en prisión, como en cualquier organización, hay un orden establecido, y yo he sido encasillado en el grupo de los que ya no tienen nada que perder.





Reclusión


VI


Mi día a día es cansino y molesto pero nadie se mete conmigo. Yo pensé que si entrabas en la cárcel, lo primero que hacían era reventarte el culo mientras te duchabas. Luego pillabas el SIDA y dejaban tu ego tan deteriorado que te veías empujado a ser la putita de algún chulo carcelario. Pero no me ha sucedido eso. De hecho, todos saben que le reventé el cráneo a un tío con un cenicero y eso al parecer impone. No sé como pudieron enterarse porque ni tan siquiera yo lo recuerdo.

Esto es como el patio del colegio: todos acaban formando grupos en función de sus intereses delictivos o lúdicos. Yo no tengo nada que ver con esta dinámica de grupos. Suelo sentarme con mi compañero de celda porque, entre cucharada de mierda y excrementos (aquí llamado comida), suelo jugar al ajedrez con él. Sigue sin aprender nada y ya da igual lo que mueva. Da igual si entramos en un Contragambito Albin, en una India de Rey o en una Karokan. Siempre pierde y acabo jugando contra mí mismo. Y lo odio, porque no hay nada peor que estar con uno mismo. Luego algún lumbreras suele sentarse con nosotros y darme conversación mientras mi compañero hace que piensa su siguiente movimiento.

La verdad es que me gustaría ser de esos personajes que tienen una revelación mística y acaban por reformarse y dar sentido pleno a sus vidas. Recuerdo que se hicieron estudios comparativos intentando buscar las variables para discernir entre los religiosos conversos verdaderos y los que sólo buscaban beneficios penitenciarios recitando como loros los pasajes de las Sagradas Escrituras. No recuerdo los resultados del estudio, pero en su día, me pareció interesante porque los hay que van con sotana y son unos auténticos cerdos y unos pedófilos y los hay, sin embargo, que desde el laicismo más absoluto hacen favores a destajo. Los hay a su vez, que son esquizofrénicos, con el tercer ventrículo del tamaño de una sandía y con delirios mesiánicos; los hay epilépticos que sin perder el juicio ven luces o escuchan voces; los hay que tienen migrañas y ven chiribitas en forma de virgen de la Macarena; los hay bipolares en fase maníaca que escuchan voces mientras tiran bombonas de butano por la ventana...

Creo que cuando acabas de deshacerte de todos los falsos positivos te queda un sólo iluminado; un mesías verdadero que realmente vio algo mientras escuchaba los ronquidos de su compañero de celda. Yo, lamentablemente, no le conozco... Pero me gustaría para que me explicara qué sentido tiene todo esto.

Mi compañero de celda se ha dormido y pueden escucharse susurros y ecos extraños más allá de los barrotes. En la oscuridad, he llegado a la conclusión de que he sido enviado aquí por error. Todo sistema tiene errores, desde Windows hasta el sistema judicial. Todo sistema tiene errores y por eso creo que mi vida ha sido toda un error, un tiempo baldío en un espacio que siempre he sentido extraño. Todo sistema tiene errores y el hacedor de almas, o el arcángel que se encarga de gestionar la caída de nuestras almas aquí en la Tierra debía estar ciego de tequila angelical el día que me enviaron aquí. Todo ha sido un error y por eso tengo la sensación persistente de ser un inadecuado. Y tengo miedo.



VII



Recuerdo los detalles en boca del fiscal el día que me cayeron 10 años. Los juicios son como un circo y mi abogado de oficio jugó a ser un tonto del culo. El fiscal, en cambio, jugó a reproducir con pelos y señales las lesiones de Ricardo. Entre el tonto del culo y las diapositivas en Powerpoint del fiscal yo desde luego tuve las de perder. Las fotografías eran horribles, y si yo realmente hice eso, no me cabe la menor duda de que estoy en el lugar que me corresponde. A veces me vienen las fotografías a la mente, normalmente cuando se apagan las luces de la penitienciaría. Cogieron instantáneas de Ricardo estando en el suelo, con la cara deformada, ensangrentada, con un notorio boquete en la parte occipital del cráneo y la consiguiente perdida de masa encefálica. El juez jugó a hacer justicia y pasó por alto mi incapacidad absoluta de recordar todo lo ocurrido. Imagino que cualquier criminal podría sostener algo como lo que dije para parecer inocente, o digno beneficario de alguna eximente del tipo que fuere. Por eso creo que el juez hizo simplemente su trabajo.

Hoy, sin embargo, he sonreído por primera vez en seis meses. He recibido una carta de los padres de Jéssica. Es la primera carta, la primera voz directa que viene del exterior.

Estimado Sr.

No sabemos si agradecerle lo que hizo. Sinceramente, no sabemos que sentir desde que perdimos a nuestra pequeña. Hemos llegado a la conclusión de que usted es un hombre santo que descubrió a ese desalmado e hizo justicia aquí en la Tierra, saltándose los procedimientos judiciales. No creemos en el ojo por ojo, pero su acción no puede ser leída como un acto de venganza primaria. Aquel enfermo ya había atacado a varias muchachas antes que a nuestra pequeña. La policía ha descubierto que aquel hombre tenía al parecer multitud de delitos sexuales que, después de lo sucedido, han salido a la luz. Por eso, no creemos que haya sido un ejemplo del ojo por ojo, porque estamos seguros de que aquel desalmado lo hubiera hecho de nuevo.

Cómo le he dicho, no sabemos que sentir, lo que si sabemos es que usted ha pagado para que aquel hombre no vuelva a hacer lo que hizo a otra pobre chica.

La gente en el pueblo no deja de hablar de usted: algunos lo consideran un héroe, otros un sádico y otros un loco, pero a nadie le ha pasado desapercibido lo que hizo.


No sabemos lo que sentir, pero si mi marido o yo podemos hacer algo para hacer de su vida más agradable, por favor, háganoslo saber. Nadie nos devolverá a nuestra pequeña. Nadie. Era una chica guapa y estudiosa y lo único que hizo mal fue trabajar hasta tarde para poder seguir con sus estudios.


Atentamente,

Sr. y Sra. Martínez Tamar


Me gustaría haberme sentido aliviado por las palabras de sus padres, sentir que lo que hice había tenido un sentido divino. Pero no fue así. Caer en la espiral del pensamiento mágico para justificar mi existencia nunca se me ha dado bien, y me alegro, porque no me gusta la sonrisa de los que se engañan a sí mismos. Yo no la quiero para mí porque se parece a la sonrisa de una mujer que cree quererte, que te mira con ojos de cordero degollado y encima cree tener posibilidades contigo. Y esa sonrisa me repele.

Por eso en mi replica, no quise entrar en disertaciones sobre la verdad de nuestras acciones inconscientes y, sobre todo, no quise fortalecer esa idea de que mi cuerpo se había convertido por unos instantes en una herramienta divina para impartir justicia en este mundo.

Mi replica fue funcional y directa: necesitaba tabaco y un flexo con una bombilla de 40 vatios. La oscuridad y el silencio siguen dándome miedo porque me obligan a quedarme conmigo mismo y no puedo conciliar el sueño. Si lo concilio, me aparecen las horribles imágenes del día del juicio y luego me despierto sobresaltado por una intensa y fría quemazón en la palma de mi mano. Es tan real que tengo que mirarme las manos al despertarme. Pero sólo puedo ver lo de siempre: la elipse del que aprieta una moneda con fuerza, la marca del Stravlon del siglo XIV.

Eso, desgraciadamente, no es ningún estigma.



Comments:
hola guapisimo

Que decirte de este relato, pues que me siento bastante identificada con Jessica, ya que yo también grité y grité y no acudió nadie, tal vez porque les diera miedo? más de una vez me he hecho esa pregunta y nadie me ha sabido responder. Luego lo mejor de todo es que te cruzas con ellos y te miran como si un bicho raro se tratase sin dirijirte la palabra aunque te vean con una muleta y el ojo morado. Espero ver pronto otro de tus relatos y que suban esos ánimos y si te puedo ayudar ya sabes, mejor que mejor, ya que tú a mi con tus lecturas ya me estas ayundando, pero cuando de veras se me ilumina el dia por muy oscuro que esté es cuando veo tu sonrisa.

Besitos de Emi.
 
Ya era hora de que te dejaras de gilipolleces.

Fuerza y honor.
 
no
 
¿Das premio al comentario más breve? Ahi tienes a un serio aspirante.
 
Aqui esta el dicho del " NO TE METAS", "NO TE INCUMBE"....el q se "metio" sale tambien herido o peor.Por suerte nuestra sociedad esta tomando conciencia q eso esta mal, q todos lamentablemente en algun momento de nuestras vidas, conoceremos o seremos, victimas y vamos a querer q alguien salga a nuestra ayuda.Mi sociedad gracias a Dios paulatinamente se esta involucrando un poco mas con el projimo.
Con respecto al protagonista, me parece exagerado de su parte querer romperle la cara a un mocoso, por el solo hecho de la interrupcion de su lectura....si, si, es feo cuando algo te distrae de tu lectura profunda.Pero eso me recuerda a una pelicula "Un dia de Furia" con MIchael Douglas, quizas este hombre como el personaje de Douglas, se canso q pequeños gestos molestos lo perturben, y decide hacer algo al respecto.Nose si ese es el caso del protagonista de "Limites".
Entiendo q cada uno de nosotros pone su limite, acaso esta vez, el limite de su violencia interior, lo detuvo la suerte de una moneda?algo de conciencia tendria este Hombre.
Personalmente me acercaria hasta el mocoso y enfrente de sus pares,sin, insultarlo ( xq eso seria rebajarme)le daria alguna clase de moral, aquella moral q se supone aprende en su hogar y lo refuerzan en el colegio.Pero cuando termine y de media vuelta, se van a reir de mi, y segurametne me insultaran, pero me voy con la cabeza bien alta.
Bueno, creo q me excedi, con el comentario, me fui por la tangente.
Imagino, y deseo q en los futuros relatos, emerga esa luz q irradias.
Cariños desde esta parte del mundo.
Buenos Aires, Argentina.
Anita
 
Hola amigos/as
Me tome el atrevimiento y el tiempo necesario para hacer un recuento real, del numero de comentarios de este blog.El resultado es el siguiente:
Comentario nº 100:
Sermones al Vacio: de un anonimo o Alfredo/Alberto.
Comentario nº 200:
Confesiones de un Parasomne:de nuestro amigo Carlos Cubero.
Comentario nº 300:
Mrs Shivery: humildemente, es el mio, no es el comentario q me hubiera gustado, pero cayo en el nº300.
El conteo total de comentarios, desde aquel noviembre de 2005, en el q nos dejaba pasamados con la tension sexual de Mulder y Scully, hasta Limites ( actual) son de nada mas y nada menos q 308 comentarios.
Felicitaciones a todos los comentaristas, a no bajar los brazos....quien sera el nº 400.
Pregunto, habra alguna gratificacion por parte del autor del blog, a los comentaristas ??? o solo sera un "cordial" saludo??
Me diverti haciendo el conteo.
Saludos a todos, si, si a vos tambien "anonimo"
Anita, desde Baires
 
Solo quería decir que sobre el dicho de "no te metas", "no te incumbe"..la verdad es que no estoy deacuerdo, no tiene que ver nada con el relato lo que voy a comentar, pero cuando te ves en el suelo, cuando otra persona te agarra con una mano el cuello, la rodilla apretandote las costillas y con la otra mano golpeandote la cara, lo único que se te pasa por la cabeza , (a parte de como te lo puedes quitar de encima y que cuando parara) es chillar y que el que tienes como vecino de habitación salga, y aunque no saliera llamar a la policía (por lo menos es lo que hubiera echo yo). No, no hizo nada, solo se quedó tranquilamente viendo la tele. Al dia siguente cuando te ve por la calle con el ojo morado y las muletas, no te dirige la palabra ni la mirada, solo un reojo como si una desconocida se tratara, cuando habéis compartido techo, trabajo, y lo más fuerte de todo, que le lavabas la ropa sin pedirle nada a cambio, y cuando he necesitado más ayuda que nunca no es capaz de hacer nada. Que quieres que te diga, no me pareció una reacción correcta, por lo menos no la que me hubiera gustado.

Saludos a todos y que paseis felizes fiestas de Semana Santa.

Y para ti Carlos, un besazo enorme.
Emi.
 
...tranquilo...

yo sí he entendido la metáfora
 
¿Te puedo dar un mordisco en la metáfora?
 
Emi, lamento lo q te sucedio.Yo soy de reaccionar ante actos de violencia, me referia a q en mi pais, el no te metas es bastante comun, pero por suerte de a poco la gente esta entendiendo q eso esta mal y se involucra cada vez mas en ese tipo de situaciones.Te mando un abrazo y Felices Pascuas para ti y los tuyos.
Anita desde Baires
 
Gracias Anita, besos para tí tambien

Emi
 
Carlos, en mi investigacion sobre la cantidad de comentarios del blog, descubri q en 2005 ( si mal no recuerdo) ya habias posteado ese poema,o verso nose q es...."Mi lenguaje subvocal,la voz q narra....."
NOse si continua o solo son esas estrofas.
Creo q el relato de "limites" bien podria tener una segunda parte.
Termino de leer el libro? Le lleno la cara de dedos al mocoso? Que sucedio con Jessica?
O vas a contarnos otra historia sobre los limites?
Cariños a todos
Anita
 
Uy, uy, uy.... la que se hace llamar "fan nº 1", no sabe que ese escrito nunca estuvo allí en el 2005, aunque ahora lo esté? Tendrás que aplicarte más si no quieres ser expulsada del club de fans.

Saludos
 
Porque voy a ser explusada de un club al cual nunca me adheri.Soy su Fan y punto.Siempre lei el blog y casi siempre deje mi comentario.Como nose quien sos, y no me interesa saberlo,no voy a seguir "tu jueguito".
Igualmente leo entre lineas q no te gusto, y q te molesta q deje mi comentario.La verdad no me importa nada.
Mis comentarios no van a desaparecer....
Cariños a todos, a vos tambien " anonimo".
Anita
 
Anónimo? Creo que te confundes de persona.
He firmado: soy BJC.

Saludos
 
Dificilmente escribirás algo que me produzca una sensación más desagradable que lo de "mientras pasaba su lengua por su cuello". Qué frase más simple pero qué descriptiva; creo que ha sido peor que si hubiera visto una imagen del hecho. Así que, como siempre que lo haces a posteriori, bien añadida.

Bllt
 
Si...Es muy desagradable. Lamento el tema. Es un poco tosco...Preferiría escribir de otras cosas pero que sé yo...

BLT
 
Cualquier tema es bueno.
Oye, qué te iba a decir, ¿sabes algo de C. Ravioli?.
Hace tanto que tenía que aparecer en escena y no lo ha hecho, que empieza a preocuparme.

Bllt
 
BJC...Pido disculpas, cometi un error. Es verdad no eres anonimo, solo q al leer el comentario,q me dejo pasmada, no lei el : bjc dijo...
Se reconocer mis errores, lo lamento.
Anita
 
BLLT cómo puede ser que te acuerdes del C. Raviolly?

BLT
 
Es necesario una dosis extra de ternura para poder explicar las aventuras y desventuras del C. Raviolly. No tengo de donde sacarla.
 
No puedo dormir y acabo de escuchar
 
Qué has escuchado?
 
hola a todos:

He vuelto de vacaciones y he visto q has vuelto a escribir, eso me gusta.
No se que me ha dado pero me ha apetecido escribirte este comentario para decirte q esto está bien que escribas más amenudo para los q nos gusta leer lo que escribes.
Hay peña que se está colgando un poquito con los comentarios, no se, los lees y son interesantes pero tanto doble sentido hay veces q me cansa.
Vaya rollazo q te he escrito aquí y eso q no soy muy dada a escribirte comentarios...
Será q he vuelto renovada de mis peculiares minivacaciones?

Un besito muy grande,

marta
 
BJC?
 
oui, c'est moi
 
que es BJC? Desde luego...no hay nada como saber de jeroglificos...
 
Butifarra con Jamón y Champiñones?
;)
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Im-po-si-ble ... el jamón sobra...lo sabe el paladar más tosco.
 
..."C"atata al caliu??
 
Carlos, pido disculpas por utilizar este espacio, pero siento la necesidad de compartir este texto con las personas q pasan por aqui.El texto es el resultado de un acontecimiento muy doloroso ocurrido en mi pais.Espero q no les moleste.Cariños. Anita desde Baires.

Pegarle a un maestro


Lo sabe un chico de cuatro años, de salita celeste, que ni siquiera sabe hablar correctamente.

Lo sabe un chico de seis años, que ni siquiera sabe escribir.

Lo sabe un chico de doce años, que desconoce todas las materias que le deparará el secundario.

Lo sabe un adolescente de diecisiete años, aunque sea la edad de las confusiones, la edad en la que nada se sabe con certeza.

Lo saben sus padres.

Lo saben sus abuelos.

Lo sabe el tutor o encargado.

Lo saben los que no tienen estudios completos.

Lo sabe el repetidor.

Lo sabe el de mala conducta.

Lo sabe el que falta siempre.

Lo sabe el rateado.

Lo sabe el bochado.

Lo sabe hasta un analfabeto.

No se le pega a un maestro.

No se le puede pegar a un maestro.

A los maestros no se les pega.

Lo sabe un chico de cuatro años, de seis, de doce, de diecisiete, lo saben los repetidores, los de mala conducta, los analfabetos, los bochados, sus padres, sus abuelos, cualquiera lo sabe, pero no lo saben algunos gobernadores.

Son unos burros.

No saben lo más primario.

Lo que saben es matar a un maestro.

Lo que saben es tirarles granadas de gas lacrimógeno.

Lo que saben es golpearlos con un palo.

Lo que saben es dispararles balas de goma.

A los maestros.

A maestros.

Lo que no saben es que se puede discutir con un maestro.

Lo que no saben es que se puede estar en desacuerdo con lo que el maestro dice o hace.

Lo que no saben es que un maestro puede tener razón o no tenerla.

Pero no se le puede pegar a un maestro.

No se le pega a un maestro.

A los maestros no se les pega.

Y no lo saben porque son unos burros.

Y si no lo saben que lo aprendan.

Y si les cuesta aprenderlo que lo aprendan igual.

Y si no lo quieren aprender por las buenas, que lo aprendan por las malas.

Que se vuelvan a sus casas y escriban mil veces en sus cuadernos lo que todo el mundo sabe menos ellos, que lo repitan como loros hasta que se les grabe, se les fije en la cabeza, lo reciten de memoria y no se lo olviden por el resto de su vida; ellos y los que los sucedan, ellos y los demás gobernadores, los de ahora, los del año próximo y los sucesores de los sucesores, que aprendan lo que saben los chicos de cuatro años, de seis, de doce, los adolescentes de diecisiete, los rateados, los bochados, los analfabetos, los repetidores, los padres, los abuelos, los tutores o encargados, con o sin estudios completos:

Que no se le pega a un maestro.

No se le puede pegar a un maestro.

No debo pegarle a un maestro.

A los maestros no se les pega.

Sepan, conozcan, interpreten, subrayen, comprendan, resalten, razonen, interioricen, incorporen, adquieran, retengan este concepto, aunque les cueste porque siempre están distraídos, presten atención y métanselo en la cabeza: los maestros son sagrados
 
...lo que te decía...
que con escalibada también está bien
 
Aprovechando la ocasión, me gustaría romper una lanza en favor de la conservación de los moais de la Isla de Pascua. La desgana del consejo de Ancianos de los Rapa-Nui ha facilitado una oleada de actos bandálicos por toda la isla, siendo los Moais su principal objetivo.

Quiero que nos unamos en un rezo por los antiguos dioses Moai con velas (blancas) a las 12 horas (hora Atlántica) en favor de nuestros sagrados cabezudos para poner fin a esta barbarie.
 
...
 
Buahhh!!! debe ser la primavera...los comentarios aparecen cual florecillas polinizadas por anemocoria.

Paso de lo de Rapa Nui, una sociedad autodestructiva no puede ser nuestro reflejo. Que ironía, jeje, ya lo somos!!

Me ha gustado mucho la imagen de la peonza. Un abrazo
JAG
 
El remordimiento y el sentimiento de culpa, es lo peor q nos puede suceder.Creo q deberian esos vecinos no solo renacer 200 veces y reencanar en mujer, siempre en algun momento de nuestras vidas, por H o por B vamos a sentir eso...palabras pesadas, fuertes.CULPA-REMORDIMIENTO.Es tener un pozo sin fondo en el alma...es tener para siempre una mancha. Aunque intentemos por todos los medios de olvidarnos de aquello, siempre en algun momento afloran esos sentimientos, siempre habra algo q nos recordara q estan ahi, listos para desgarrarte el alma.
Si tienen solucion? nose, quiero creer q si.....porque sino estoy mas perdida de lo q estoy.
Anita
 
Vaya vaya vaya... Censura Carlos Censura.
 
Jessica... el classico ejemplo de la afirmación de Torrente "... la culpa es de los padres, que las visten como putas!"
NO ADMITO REPLICAS!
 
Sintango, tanto tiempo sin aparecer por aqui.
No sé quien ese es Torrente, pero me molesta MUCHO esa "afirmación".Nadie tiene el derecho de pasar por lo de Jessica, por el solo hecho de vestir de una manera.No hay derecho.
Anita
 
Hola Carlos!, me decido a escribir porque me dio una alegría ver, que mencionas a "Brian Weiss", que es uno de mis autores preferidos ultimamente y veo que a ti algo ....también dejo su huella, para que hables de él, verdad?.

Es cierto si supieramos lo que nos puede pasar en esta vida, por vidas pasadas....no. Este relato aunque con algun drama de la vida, ya no es tan triste, verdad...
PETONS PER TU

MMB
 
Veo que borraste todos los comentarios anteriores...porque, que pasó Carlos?. La verdad Carlos no sé que decirte de este relato tan largo y que vas de una cosa a otra......me han gustado mas tus anterioes relatos......la verdad....pero que se le va hacer, verdad??, ya saldran otros, no es cierto Carlos...

CUIDATE
 
Si que te has vuelto.....seleccionador, no.....nene, ya no te fías de quien te lee, no...
 
Qué tranquilito está esto...se me hace extraño.

JAG
 
Me duele el corazón no poder recuperar el resto de comentarios. Ha sido una deficiencia del blog. Yo puedo ver el número de comentarios, pero no puedo ni leerlos ni publicarlos.

A ver si me dan una solución los de blogger en breve. De veras lo lamento
 
¿Ir de una cosa a otra? Creo Carlos que la gente no sabe discernir entre su incapacidad e impaciencia para buscar nexos entra dos historias paralelas y tu falta de pericia con la palabra y expresión de ideas...

Sigue así...que no todo sea amor en tu cabeza. Sé un machote y a ver si recuperas los comentarios!

Atte,

A. Gabriel
 
SOLUCIONADO!!!! Disculpad las molestias...Y no, seas quien seas, no borro comentarios...

Un abrazo a todos.
 
Por cierto Rafaelle,

lo que has dicho es abominable. O sea, te crees que porque una mujer vaya enseñando las braguitas no tiene derechos? O sea... que te has creído desalmado? Que puedes ir por la vida tocando pepes sólo porque se les ve todo con algunos atuendos? No es justo, no. Super no. O sea, no.

Una chica ofendida.
 
Lamento no tener comentario para esta ultima(?)parte.
Solo voy a seguir afirmando, al igual q "Una chica ofendida", q no hay derecho,no....no es justo,no...Esos hombres( si es q se les puede decir hombres) q violan, no tienen ningun derecho de estar vivos,ninguno.Es un tema doloroso,xq lamentablemente siempre conocemos a alguien q sufrio como jessica.
Anita
 
Anita y la que firma "la chica ofendida", os respaldo a las 2 con lo que deciis...mira que decir esto...Raffaelle....eso no lo pensaba de ti, eh!! UN ABRAZO A LAS DOS.

MMB
 
Cariños para ti tambien MMB. Nunca imagine q Raffalle podria decir semejante barbaridad.

PD: Carlos, cuando postearas(nose si el termino es correcto) otro tema, este ya esta bastante espinoso.
Anita
 
Sería interesante que dejárais a Rafaelle frivolizar sobre temas espinosos como el presente. Rafa es un ser moral capaz de sentir, de empatizar ante el dolor ajeno.

Esto es un relato y no una conferencia sobre perfiles de violadores o sobre el estrés postraumático en mujeres victimizadas.

El humor no tiene fronteras y aquí, en este espacio, no hay fronteras. Guardaos esa moral de tienda de chinos "Jalón - 1 eulo" y dejad de dar lecciones a mi hermano.


Atte,

A. Gabriel
 
Bueno, bueno, Carlitos !!! Lo prometido es deuda. Por fin me digno a postear unas líneas en este, tu humilde blog....
Sé que es un pelín impresentable estar tanto tiempo leyendo en la sombra y no colgar un simple "mola mazo" o "se te fue la pinza en El Fin de los Días", pero más vale tarde que nunca...
Por cierto, leyendo la última parte del relato no he podido evitar imaginarte con las vestiduras rasgadas y mostrando la piel color verde tan característica del Increíble Hulk... Menudo piñazo para Ricardito. ¿No sería un cenicero de Moritz, por casualidad?

Un abrazo muy fuerte.

Oldfield
 
Oldfield!!! I can't believe my eyes! Un placer de que te hayas decidido a colgar uno de tus comentarios. Siempre serás bienvenido tanto si lees como si escribes.

un pedazo de abrazo,

Carlos

pd: si menudo piñazo...
 
Todos tendremos esa "capacidad" para matar?, yo creo q si....pero la diferencia q hay entre el asesino y el q no mata, es la de esos segundos q tenemos de consciencia de la situación.Aunque en un caso extremo,en un caso limite,esa conciencia desaparece, y todo para la proteccion de nuestros seres queridos.
En este caso, el tipo este, se dejo llevar por una tonta moneda, pero el destino quizo q sucedieran las cosas asi.
Nosé esto de la moneda, para mi no va.Creo q en mi vida, muy pocas o casi nulas veces, deje mi suerte a una moneda.
Creo q el destino esta escrito, pero podemos modificarlo para bien o para mal.
...amor...pesar...dolor...amor

Anita.
 
Ya.Pero tú no eres el protagonista ni tienes sus patrones de pensamiento. La diferencia entre el asesino y el que no mata, es que el primero ha matado y el segundo no ha matado. La conciencia del acto homicida puede estar o no presente: hay gente insconsciente y malévola que no mata; hay gente consciente y buena que han tenido que matar.
Hay gente que, en plena posesión de facultades, decidió que eliminar a alguien era la mejor de las opciones.

En definitiva, la consciencia determina la responsabilidad del que comete un crimen. Tú, mujer consciente, si matas no esperes que llueven eximentes en el juzgado.

atte,

M.A. Soria

pd: Y A. Lechter existe...Thomas Harris se permitió alguna licencia, pero existe!
 
Pues estamos apañaos...
 
Sencillamente BRILLANTE.
Me encanto como resolviste la historia.Muy bueno.
Cariños
Anita
 
Pues no pretendía ser un final...Pero ahora que lo dices...mmmmmmm...Igual se queda así.

un abrazo a todos
 
Hola guapo
La verdad es que no sé que decir, excepto que parece que conocieras a mi ex pareja en persona, ya que cuando describes a Ricardo, parece que lo describas a él que casualmente se llama igual.
Si me permites dar una opinión (aunque tampoco soy quien ni tengo el vocabulario que pueden tener la mayoria de los que entran en este blog) me gustaría que en el final este chico que está pagando por algo, que veo exceciva de condena, lo dejaran el libertad. Tiene que pagar por lo que hizo, claro está, pero no me parece justo tanta condena ya que no lo veo un asesino, y muchos que sí lo merecen, y están disfrutando de un dia estupendo paseando alrededor de la playa.

Mi chico y lo que te digo siempre, fuerzas para seguir adelante que por aqui te quieren un montón, y todo es porque te lo mereces.

Saludos y besoso para todos.
 
Se calmó la tempestad y ya no tengo ganas de contestar a las agresiones recibidas.
Enfundemos nuestras espadas.

Att.

A. Raffaele
 
Guille, joan y carlos se han sorprendido de tu falta de belicismo. estamos sopesando la idea de q te vayan los culetes rasurados, rafa.

un saludo

A. Gabriel
 
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