viernes, diciembre 30, 2005

 

El peculiar espiritu navideño de Diablo y cómo este le pasó factura.

El peculiar espíritu navideño de Diablo y de cómo éste le pasó factura.
Por Carlos Cubero

Diablo llevaba más de 3 años en “Quatre Camins”. Ya había pervertido a todos los presos y a parte de los funcionarios de la prisión: un séquito de engañados y enganchados a su influencia. Y se sentía saciado. Saciado y vacío. Saturado. Esa sensación que provoca el placer inmediato y malsano.

Soltarlo no lo iban a soltar después de las atrocidades que cometió en un centro comercial de Barcelona. Encontró gracioso colocar gas sarín en la ventilación del centro, explosivos en el parking, y a su vez organizar una fiesta benéfica para niños desfavorecidos. Murieron celebridades, niños, madres, payasos, trapecistas, músicos ambulantes…A las 11 de la mañana de un soleado día, todos saltaron todos por los aires mientras iban tosiendo por efecto del gas sarín.

Fue declarado culpable de 253 asesinatos con el agravante de matar a payasos y trapecistas (una agravante contemplada explícitamente en el Código Penal). Le cayeron 2023 años de los cuales había cumplido 37 meses. El dictamen de un perito forense no le sirvió de atenuante por mucho que la defensa arguyera que estábamos ante “un psicópata con posibles microlesiones en la corteza frontal del SNC”.

Harto de tomar drogas, sodomizar a los recién llegados y dar clases de arameo gratuitas a los reclusos, decidió que aquel sitio no era lugar para él. Sentado en su celda, aquella noche decidió escurrirse por entre los barrotes.

Dicho y hecho. Se dislocó ambos hombros y una de las clavículas y se deslizó por entre la estrecha apertura. Cayó de una altura de 20 metros a plomo como un pesado pelele. Ya era libre. Se levantó y se colocó los hombros de nuevo. Luego empujo el codo hacia arriba y de un sonoro chasquido devolvió la clavícula a su sitio. Se sacudió las ropas deshaciéndose del polvo de sus pantalones, se estiró la camisa y se dispuso a dar un paseo. Pudo respirar un aire frío y puro, y olió de nuevo el mundo, una tierra de posibilidades intensas y perversas.

Las sirenas de la prisión sonaron momentos después al otro lado del muro y Diablo aceleró la marcha. Podía oír los pasos agitados de los centinelas y creyó que no llegaría muy lejos. Decidió resguardarse en un portal tres calles más al norte de la prisión.


En una de las puertas de la planta baja, se escuchaban risas femeninas al otro lado. Eran la madre y su hija jugando a hacerse fotos con su nueva adquisición: una preciosa Polaroid.

De una patada, abrió la puerta y madre e hija se quedaron petrificadas al ver al desconocido entrar. Diablo se abalanzó hacia ellas y las estrechó con sus dos poderosos brazos rodeándoles el cuello.

- Somos una familia feliz, ¿no es cierto? Sonreíd a la cámara – se escuchaba el siseo del temporizador y justo antes de que se disparara el flash, Diablo las estrechó en sus brazos con todas sus fuerzas.

El anciano llegaba de dar su paseo diario antes de la cena. Apoyado en su bastón entró al portal y vio la puerta de casa maltrecha y astillada en los bordes. Aceleró el pasó angustiado y al entrar vio como los cuerpos de la su hija y su nieta yacían inertes. El anciano corrió a socorrerlas. Aun estaban calientes pero no tenían pulso. Las reincorporó apoyándolas en la pared, pero vio horrorizado como sus cabezas se ladeaban de una forma horrible y esperpéntica. Desencajado vio una cara familiar detrás del árbol de navidad.

- Desnucadas, mal nacido. – El anciano soltó un llanto silencioso y apagado por la rabia. Diablo sonreía con una foto de polaroid en la mano.

- Quizás quieras una última instantánea – Sostenía la foto en su mano empercutida, ladeándola y agitándola.

- Te ríes, pero no te ríes, lágrimas vacías. Y lo peor de todo es que eres irreversible. Perdiste la senda que un día te llevo aquí. Imposible volver atrás.

- ¿Tengo pinta de querer volver, viejo loco?- Le miraba con una sonrisa cínica

- Tienes pinta de no querer nada, atrapado en un presente de sensaciones fugaces. Para querer algo hace falta mascullarlo. Ciego emocional, hijo de la gran puta, ¿Qué has hecho? ¿Qué has hecho desalmado? – le temblaba la voz no pudiendo contener el llanto.

- Acercarte la realidad de mi mente, una realidad que un día te sedujo viejo desmemoriado.

- ¿Realidad? Tú eres real, pero no eres verdad. Y eso lo que nos distingue. Lo que te distingue a ti, escoria, del resto de la gente. Toda tu existencia ha sido una farsa, una mentira: experiencias solapadas, como cristales translucidos...

- Quién necesita una verdad como la tuya – Dijo con sorna.

Diablo soltó una nueva risa al ver al viejo llorar, esta vez exagerada, inclinándose hacia detrás, sobreactuando. El viejo dejó de sollozar, se limpió las lágrimas y apretó el bastón con fuerza. Se levantó y, con una agilidad impropia, se abalanzó al fugitivo, clavándole el bastón en su ojo derecho: toda la rabia concentrada en 2 centímetros cúbicos de madera.

El bastón incrusto el ojo contra las paredes de la cuenca, destensando y desgarrados los músculos extraoculares. Como una uva apretada con rabia, el globo ocular reventó. Restos de esclerótica brillantes saltaron al lagrimal, y se declaró una sinfonía instantánea y viscosa de humor acuoso en sus mejillas, pestañas y tabique. El bastón siguió su curso y trepanó las paredes de hueso con la fuerza de un rasca-hielos. Atravesó el encéfalo, como un cuchillo caliente, y apartó la sustancia gris para seguir perforando las meninges, topando al fin con la parte interior del cráneo. Esta cedió y por fin la punta del bastón se descubrió por la parte caudal de la cabeza, dejando el hueso craneal colgando de una mata de pelo.

Diablo cayó de rodillas con el rostro desfigurado y con una mueca vertical. Su tronco se desplomó hacia atrás, quedando en vilo en una posición antinatural, como la sensación de los que se quiebran el espinazo.

El anciano se sentó al lado de la chimenea y se sintió más anciano que nunca. Dedicó sus últimos esfuerzos a revisar todo lo vivido y todo lo perdido. Y abrazar con fuerza cada una de las sonrisas luminosas que su nieta le había regalado. Y pudo desentenderse del sabor metálico salpicado en su boca, y se quedó abrazado a un pensamiento… En un mundo donde las hojas son perennes; sólo caen si son bonitas; sólo crujen si hacen música. Un mundo sólo imperecedero cuando sigues, a pies juntillas, las reglas de la locura.

miércoles, diciembre 21, 2005

 

NO ME PISES QUE LLEVO CHANCLAS

3 de Diciembre del 2004. Jerez de la Frontera.

Los soldados entonan cánticos mientras andan a paso ligero por el patio de la reserva. El recluta Ramírez está sumido en sus pensamientos, trotando al compás de sus compañeros y susurrando la cantinela del instructor.


La novia del capitán, (Coro) la novia del capitán ♫,
Lleva bragas como spiderman, (Coro) lleva bragas como spiderman♫.

Insurrectos ¿Cuándo acabará esta formación? Estoy harto de ser tratado como una mierda en favor de mi “disciplina”. Sé que me desmoronaré en combate y empiezo a estar ansioso por que suceda cuanto antes. Ya está bien de tanta espera. Me cambiará el carácter, estoy seguro, aunque aun no sé cómo. Quizás me vuelva introvertido, incapaz de relacionarme adecuadamente con nadie. Crearé un mundo ficticio, impenetrable y críptico. Mi madre me dirá “¡uy!, ¡qué cambiado estás, hijo mío¡”. ¿O será la versión florida? Igual me convierto en un místico, un maníaco, un paranoico. Aunque pensándolo bien nunca he sido demasiado florido en nada. He sido un chico de pocos aspavientos.

A la muerte miraré, (Coro) a la muerte miraré. ♫
Y a un carajillo le invitaré, (Coro) y a un carajillo le invitaré ♫



En la Guerra del Golfo más de la mitad de las bajas del ejército Británico fueron a causa del fuego amigo. Los yankees pierden los estribos fácilmente. Creo que algunos realmente creen estar aquí para servir a su país, para defender la libertad, expandir el liberalismo, el american way of life. Y ese es el problema. Cada día envidio más a los Neandertales que poblaron la península hace 40 mil años. Eran feos, toscos, probablemente el homínido más fuerte entre nuestros parientes, pero fabricaban útiles de piedra…hermosas tallas, pero con menor valor estético que los Cromagnones…En todo caso, siempre seremos tribales y por eso no entendemos el porqué de todo esto.

Seguro que por aquellos tiempos también habría lisiados. Romperse una extremidad es de lo más normal. He sentido siempre un especial horror por la amputación… Amputar… Amputar… La leas como la leas es una palabra escalofriante. Miras a tu izquierda y no ves tu brazo, y pesar de eso, lo sientes…Tiene que ser el izquierdo porque soy diestro y la reacción de defensa suele valerse del brazo no dominante…Amputar…De repente tienes un miembro fantasma y nadie lo ve pero tu lo sientes. Y los niños no lo ven y por eso te miran. Es de hecho un sacrilegio. Mutilar el esfuerzo de tus padres, el tuyo propio…

Llega un día que tienes que aceptarlo: entrar al baño, tocar tu muñón y alzar tu extremidad pérdida en frente del espejo…Am-pu-tar…Y abrazar a tus padres y decirles que lo sientes. Y es que me mutilan a mí pero nos mutilan a todos.


Mi Caliqueño os fumaréis, Mi Caliqueño os fumaréis ♫
Y de orgullo nos llenaréis, Y de orgullo nos llenaréis. ♫


Quizás no hayas secuelas graves. Quizás pueda llegar a casa como un británico, capaz de seguir con su vida, de vivir los días nublados con solemnidad y honor. Poder resguardarme en cualquier garito y ser respetado, escupiendo historias sobre mi estancia en Al Hillah…Y forjar amistades imperecederas, imposibles en tiempos de paz. Y vanagloriarnos de nuestras gestas. Pero me atemoriza pensar que incluso en las visiones más desenfadadas de la guerra haya espacio para el dolor. El Equipo-A dedico un capítulo a las secuelas de la guerra, donde sus personajes compartían un episodio del trastorno de estrés postraumático: tenían pesadillas, visiones de muerte, angustia…Debió ser un capítulo polémico en su día.

No se ni que es eso del alma, pero seguro que su pérdida tiene que ser dolorosa. Es un embargo permanente de los muebles de tu casa. Regresas de una dura jornada de trabajo y ya no hay nada, y nada puedes hacer para recuperarlo. Siempre será un espacio vacío, sin consuelo, inerte. Las ventanas estarán cerradas y las persianas echadas….Amputar…No puedo quitármelo de la cabeza. El alma también puede mutilarse.

“If you ever feel some fear, If you ever feel some fear♫,
you will prolly suck my dick, you will prolly suck my dick♫.

¿A qué viene esta frase en inglés? Estamos sirviendo a los designios estratégicos de los Yankees: moriremos por ellos y encima tenemos que soportar su lengua. No hay nada puro en esto. Nada. Ya lo hicimos en la defensa del gaseoducto afgano. Ahora presionan a los inspectores de la ONU con un sugerente telegrama: “Daos prisa en encontrar las armas de destrucción masiva - STOP – el ataque es inminente – STOP – el stock acumulado de la industria bélica americana espera con impaciencia – STOP – Deberían volver a casa – STOP – Europa es muy bonito - STOP – y seguro – STOP –Sus familiares – STOP - Misteriosamente – STOP - corren peligro- STOP – Felices Fiestas – STOP – La CIA”.

Hola Saddam ¿cómo estas?, Hola Saddam ¿cómo estás?♫
Un misil te tragarás, Un misil te tragarás. ♫


Nadie acepta un gobierno impuesto por fuerzas extranjeras, y los españoles sabemos de eso más que nadie. En tiempos de Napoleón, éramos ingobernables, incluso siendo respetados como pueblo. Un francés nos recordó que en la península poseíamos algo en común. Una cohesión que acabó por darles una patada en el culo.

Seguro plantamos la simiente de una próspera guerra civil. Los españoles también sabemos de eso. Pizarro y sus 300 hombres dividieron el Imperio Inca. No hay nada como meter el dedo en la llaga: explorar las grietas de un territorio, conocer las rendijas de sus habitantes y luego situarse con acierto.

Tranqui Bush vamos pa’llá, Tranqui Bush vamos pa’llá ♫
Papuchi shall never die, Papuchi shall never die♫.


Bush es un retrasado, con todo lo que eso conlleva. Collin Powell tiene cara de bonachón. Es de risa fácil y eso lo humaniza. Lo mismo sucedía con Clinton, un líder cálido, pero no por eso menos cabrón. Powell guarda un parecido al gordo Pilón, un muchacho entrañable y empollón que conocí en sexto de EGB. Sólo que Powell es negro y en España ha habido pocos negros. De hecho en España ha habido poco de todo, especialmente por aquellos años, y por eso no había negros, ni marroquíes, ni latino americanos…Había extranjeros que vivían en un mundo a parte, un mundo a parte opulento y privativo para el bolsillo de mis padres.

¡Misión humanitaria y nada más! Misión humanitaria y nada más♫!
¡Si cae alguno qué más da! ¡Si cae alguno qué más da♫!

¿Ha sido eso políticamente incorrecto? No jodamos. Una misión humanitaria…Entraremos en combate y lo saben. No comprendo como pueden ni tan siquiera pretender que nos traguemos algo semejante. Federico Trillo es un chulo. Aznar es hábil y ladino, y sabe que necesita la aprobación del Congreso y la firma del Rey para entrar en conflicto bélico. Me hace gracia como la gente de a pie considera los temas de Estado como poseedores de una lógica aparte. Mi madre, sin ir más lejos, odiaba las fiestas de San Juan: noticias de manos reventadas, cegueras permanentes, quemaduras de tercer grado… La única forma de que nos dejará salir era la de mentir: “Mamá, no tiraremos petardos, ni una cebolleta. Lo juramos”. Luego, desde luego, nos juntábamos con Alberto “el peladilla” y con el arsenal que cada año le compraba su padre…Pues más de lo mismo.

Me duelen las piernas ¿Qué estará haciendo mi madre? Suele ver la tele a estas horas, despanzurrada en el sofá y cavilando sobre el porvenir de sus hijos, sus recurrentes dolores de espalda, sus conflictos familiares… Pero siempre ha sido una mujer abnegada, una generación de amplias tragaderas y aferrada a sus funciones de crianza.


A la mañana siguiente, después de comprar tabaco y varias cajas de Ferrero Roche en el “Duty Free”, los soldados embarcaron rumbo a Iraq: Al Hillah era su destino final.
En un ataque perpetrado en Bagdad contra un grupo de ocho españoles que volvían de una misión, el soldado Ramírez cayó abatido. En una inspección aérea vieron dos cadáveres calcinados y civiles iraquíes pisándolos y saltando sobre ellos. Las imágenes fueron retransmitidas por la CNN.


“Corazones rotos pedimos justicia;
dadme el consuelo de la verdad;
dejad de fabricar mentiras”

(Eloina Castilla, 2003).
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miércoles, diciembre 14, 2005

 

EL AREA TEGMENTAL VENTRAL Y EL CONTROL DE LA MENTE


Por Carlos Cubero


La entrevista de trabajo estaba siendo de lo más extraña. Hasta entonces le iba informando sobre mi experiencia laboral, mi historial académico y mis pretensiones económicas. Ella me miraba las manos, los ojos con la intención de intimidarme. Mostraba un lenguaje verbal carente de toda sutileza. Una risa controlada, nerviosa y defensiva. Era una forma ordinaria de decirme “te estoy vigilando...sé si mientes o no...”.

Luego me desveló que no era psicóloga - era de Relaciones Laborales - y aquella actitud chulesca cobró un nuevo sentido. Había sido una actitud pretenciosa y una farsa. Ella buscaba parecer omnisciente y no pudo más que ser autocrática e inquisitorial. La omnisciencia se siente en la nuca, como un soplo intermitente y molesto, pero innombrable. Te giras y sigues sintiéndolo, cayendo en la cuenta de que te rodea. Levantas tu vista y sigues sintiéndolo, llegando a la conclusión de que te envuelve. El autoritarismo, en cambio, se siente en las entrañas y se agolpa en la garganta animándote al insulto. Y punto. Porque no es lo mismo ser Dios que el caudillo, por mucho que este último insistiera en el origen divino de su llegada. El primero lo sabe todo; el segundo tiene miedo, pero no se acuerda.

La entrevista estaba siendo tensa, y supe que algo no marchaba bien cuando, al preguntarle sobre qué clase de ofertas laborales recibían, me contestó con un gemido mal disimulado.
Se hizo un silencio largo e incómodo. Para quitar hierro al asunto le espeté: - ¡Vaya con el hipo: un acto reflejo de lo más curioso! – ¿Qué hubieras dicho vosotros?

Al querer hablar de nuevo, la entrevistadora emitió otro sonido extraño, irreconocible diría yo. Llegué a sopesar la idea de que aquella chica quería mostrarme sus dotes de imitadora, siendo Chiquito su personaje estrella. Seguidamente emitió un gemido seguido de otro gemido, y otro, y otro, hasta que perdió la noción del espacio y el tiempo y se arranco las ropas gritando y pegando saltos en su butaca. Dos minutos después (y es que no fueron más, que queréis que os diga), la entrevistadora se recostó, deslizándose hacia abajo, apoyando sus brazos en la butaca. Cogió su bolso, sacó un cigarrillo y se dispuso a fumar. Me miró y me dijo: - Ya te puedes ir. Si encontramos una oferta que cuadre con tu perfil, te llamaré. Sin duda te llamaré.

Salí contrariado de la entrevista: nunca había visto a una mujer perder el juicio de aquella manera. Sopesé incluso la posibilidad de la posesión demoníaca porque un cambio tan repentino no podía deberse a un corte de digestión. Un croissant y un café con leche pueden sentarte mal pero nunca pueden hacerte botar de esa manera descontrolada.

Me fui a comprar el pan procurando olvidar lo ocurrido. No todo en esta vida tiene sentido: el mesmerismo, la meseta de Gizé, el morbo de Carrie-Anne Moss, el Chupacabras, los Peta Zetas, las ojeras del Dr. Jiménez del Oso…
- Una de cuarto por favor – le dije. La mujer rozaba la cuarentena. Era atractiva: cabello lacio, rubio, y la mandibula saliente y orgullosa.
- Desde luegooooo… - El “desde luego” se alargo de manera sospechosa hasta convertirse en lo que parecía ser una canción. No pudo ni darme la barra de cuarto. Se desplomó debajo del mostrador. Yo no salía de mi asombro – ¿Se encuentra usted bien? – le dije preocupado asomándome. Nunca pensé que aquella mujer catalana, formal, seria y circunspecta iba a hacer semejante cosa con la barra de cuarto…

Decidí buscar en las Páginas Amarillas: X-Men…X-men X-men. Llamé:
- Fundación para jóvenes mutantes, ¿Dígame? – Una voz femenina, cálida e impersonal atendió el teléfono.
- Mire, quería explicarle que últimamente me han estado sucediendo cosas extrañas. – Estaba angustiado y buscaba comprensión. La mujer guardo silencio para luego decirme:
- ¡Ohhhhhhhhh! ¡Dios! ¡Dios! ¡Dios!

Me sentí absolutamente desolado: buscaba comprensión, una mano amiga y, ¿qué me encontré a cambió? Una doble barata de Meg Ryan en “Cuando Harry encontró a Sally".

Decidí recluirme en mi habitación. No estaba para nadie. Cogí pan Bimbo, dos botes de Nocilla, tres litros de leche, un bote de Cola Cao Instant, un fuet y, desde luego, 5 kilos de magdalenas. No quería ver a nadie. Quería escaparme del mundo como hicieron en su día Josafat, el fantasma de la Opera, Cuasimodo… Era un peligro público: un peligro para los que me rodean y un peligro para mí mismo.

A las 10 horas, los víveres habían menguado notoriamente. Ya sostenía mi última magdalena en la mano, mirándola fijamente, con los ojos vidriosos:
- ¿Qué futuro me aguarda? ¿Cómo podré aguantar una vida llena de gemidos? ¿De mujeres con ropas raídas y desmelenadas? ¿Y qué sucedería si me descontrolo un día con mi madre? ¿! O con mi padre!? Con lo que cuesta sacarse de encima el complejo de Edipo... ¡Más que el carné de conducir!

Pero mi desesperación tocó techo cuando creí oir otro gemido, agudo y casi imperceptible.
- Esto no es más que producto de mi imaginación – Me dije alterado y sollozando.
- Uiiiiiiiiiiii! – Exclamó la magdalenita con voz de helio.
- ¡Esto no puede estar sucediendo! ¡Tú, magdalena, eres mentira! ¡No existes! – Gritaba desesperado, presenciando como los diques de mente se desmoronaban.
- Uiiiiiiiiii! – Silbaba la magdalena.

Dejé caer la magdalena. Conmocionado me desplomé, y fui nada, y nada sentí durante unas horas.


Desperté horas más tarde - aunque pareció un instante - con la preciosa cara de la Dra. Jean Grey extrayéndome una muestra de sangre:
- Todo irá bién - Me susurro sonriente. Y sentí paz y alivio por efecto del sedante y por el brillo de sus ojos. O por ambas cosas.

Sin saber cómo, ya estaba en la Fundación para Jóvenes Mutantes (FJM, no confundir con las FAES, esa es otra asociación de mutantes de corte ultraderechista), en una de sus delegaciones en España (localización concreta de la cual no puedo revelar). El Dr. Xavier me guía y me enseña como controlar mis poderes. Me ha explicado que tengo una extraña capacidad telequinésica, focalizada exclusivamente en ciertas partes del cerebro de mi interlocutor. Se dispara ante situaciones de tensión provocando (en palabras del profesor Xavier) “el placer más absoluto, inundando el haz prosencefálico medial de dopamina secretada por el Área Tegmental Ventral”. No entiende como una magdalena a podido sufrir los efectos de mis poderes (no tiene sistema nervioso central), aunque, por el bien de todos, es mejor dejarlo como “un producto de mi imaginación subsidiaria a un estado elevada ansiedad y angustia”.

Con Lobezno solemos ir a hacer unas birras cada Domingo después de cenar. Jugamos al Quiz Contest del Red Lyon’s Pub que está a la vuelta de la esquina. No damos una, pero bebemos como animales.

Con Picara mantengo una relación cordial, pero guardo la distancias. Está empeñada en que salgamos juntos y yo, que queréis que os diga, paso de púberes. Comprendo que vea en mí el marido ideal por ese problemilla que tiene con la piel…

A Cíclope… Me dan ganas de usar mis poderes y crearle dudas sobre su identidad sexual, por gilipollas. No es más que un soplete de mierda con aires de superioridad. No acepto su autoridad moral y su forma de vengar mi osadía es la de proponer motes cada semana. Una violencia sútil y dañina, típica de personalidades mediocres, que está empezando a acabar con mi paciencia. Esta semana, en la reunión informal de los viernes, ha propuesto hacerme llamar “Gustirrinín”. No se puede tener más mala baba.

Tormenta, sin embargo, me ha obsequiado con una cálida llovizna veraniega esta tarde. No deja de sorprenderme que una mujer tan dulce y abnegada pueda ser capaz de freír con un rayo a cualquier villano que se interponga en su camino.

Y bien, es desde aquí donde escribo estas palabras, con la esperanza de poder controlar algún día este don o martirio, quizás para regresar y normalizar mi vida, sacando partido de mis poderes…Creando quizás el primer centro exclusivo para mujeres con trastorno orgásmico primario.

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viernes, diciembre 02, 2005

 

Manual de psicología jurídica e investigación criminal (Soria, 2005) Ed. Piramide



Acaba de ser publicado "Manual de psicología jurídica e investigación criminal" (Soria Verde, 2005) de Ed. Pirámide, donde he tenido el placer de escribir uno de los capítulos (Cap. 3 Prodigalidad y juego patológico). Permitidme este breve ejercicio de vanidad y publicidad de corto alcance.


Carlos Cubero Gamito

jueves, diciembre 01, 2005

 

SU



Se rumorea que Jennifer Aniston acudió a un terapeuta para superar la ruptura con Brad Pitt. Uno de los consejos que le dio la psicóloga fue la de deshacerse de cuantas cosas tuvieran relación con Brad. No quiero ni imaginarme la cantidad de dólares que fueron a parar por el sumidero del retrete de la casa de los Pitt. Sé que a muchas mujeres no les hubiera importado pasearse por los alrededores de su casa y echar un vistazo disimulado al container de la urbanización.

El ser humano en circunstancias mentales normales necesita concluir etapas vitales: no para mirar atrás y satisfacernos o regocijarnos, más bien para no tener la necesidad de hacerlo. El proceso de duelo empieza con la certeza de que algo, hagamos lo que hagamos, no va a volver. No va a volver y aquel día, Jennifer enterró a Brad Pitt: cogió pico y pala, cavó un foso hondo, y le dijo a Brad – ¿Has visto lo que hay ahí abajo? – Brad se asomó y dijo - ¿El qué, cariño?- Y ella lo empujó de súbito. Luego, claro está, le lanzó todos los objetos a la cabeza, completando así el ritual. Y de repente la victimizada, desolada y herida Jenn Jenn comprendió que era necesario enterrar a Brad para seguir adelante; que no era suficiente con sólo imaginárselo sentado en la taza del water apretando para borrar su recuerdo. Y acabó pensando que Brad Pitt sólo era un muchacho afortunado, que tuvo la dicha de rodar un spot de una conocida marca de tejanos, para luego acabar manteniendo relaciones con Gina Davis. Aunque teniendo a una Susan Sarandon de carnes turgentes como compañera de viaje, acordarás conmigo Jenn, que la opción de Gina fue una auténtica putada.

Y es que sé que su actitud ha mutado tornándose en desprecio y frialdad. Y es que sé que es lícito. Y sé que así debe ser. Pero, por más que racionalizo, por más que procuro ser justo y virtuoso, no consigo deshacerme del dolor de una pérdida, en un proceso donde he desoído sistemáticamente los consejos que un día me di, los mismos consejos que en su día llevaron a Jennifer a cavar un foso y a lanzar al pobre Brad a ser pasto de los gusanos.

Y es que a veces insisto en procurarme sufrimiento. Y lo detesto, porque no hay nada peor que ir contra el principio básico, sagrado e inviolable de autoconservación. Y es que no acepto que tengo que morir para poder vivir de nuevo. Es por eso que necesito un ritual, en donde deje claro que hay caminos que ya no podré tomar. Para no convertirme en la parte despreciable de Sabina, despreciable por autodestructiva. La sombra que se jacta del abuso de sustancias, de ser un canalla, un cobarde y de protagonizar desaires televisivos.

Sumido en una depresión durante 3 años ha decidido normalizar su vida con nuevo disco y una nueva gira. Me gusta que haya bajado a los infiernos para volver de nuevo, pero me preocupa que su idea de “llevar un orden” sea la de publicar sonetos semanales para la revista Interviu. Y es que los hay con coraje para llevar a cabo un ritual tan simple como colocar una rosa en un féretro: Jenn-Jenn superó ese pánico escénico; Sabina, a pesar de su genialidad, siempre tendrá los dientes amarillos.
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