miércoles, diciembre 14, 2005

 

EL AREA TEGMENTAL VENTRAL Y EL CONTROL DE LA MENTE


Por Carlos Cubero


La entrevista de trabajo estaba siendo de lo más extraña. Hasta entonces le iba informando sobre mi experiencia laboral, mi historial académico y mis pretensiones económicas. Ella me miraba las manos, los ojos con la intención de intimidarme. Mostraba un lenguaje verbal carente de toda sutileza. Una risa controlada, nerviosa y defensiva. Era una forma ordinaria de decirme “te estoy vigilando...sé si mientes o no...”.

Luego me desveló que no era psicóloga - era de Relaciones Laborales - y aquella actitud chulesca cobró un nuevo sentido. Había sido una actitud pretenciosa y una farsa. Ella buscaba parecer omnisciente y no pudo más que ser autocrática e inquisitorial. La omnisciencia se siente en la nuca, como un soplo intermitente y molesto, pero innombrable. Te giras y sigues sintiéndolo, cayendo en la cuenta de que te rodea. Levantas tu vista y sigues sintiéndolo, llegando a la conclusión de que te envuelve. El autoritarismo, en cambio, se siente en las entrañas y se agolpa en la garganta animándote al insulto. Y punto. Porque no es lo mismo ser Dios que el caudillo, por mucho que este último insistiera en el origen divino de su llegada. El primero lo sabe todo; el segundo tiene miedo, pero no se acuerda.

La entrevista estaba siendo tensa, y supe que algo no marchaba bien cuando, al preguntarle sobre qué clase de ofertas laborales recibían, me contestó con un gemido mal disimulado.
Se hizo un silencio largo e incómodo. Para quitar hierro al asunto le espeté: - ¡Vaya con el hipo: un acto reflejo de lo más curioso! – ¿Qué hubieras dicho vosotros?

Al querer hablar de nuevo, la entrevistadora emitió otro sonido extraño, irreconocible diría yo. Llegué a sopesar la idea de que aquella chica quería mostrarme sus dotes de imitadora, siendo Chiquito su personaje estrella. Seguidamente emitió un gemido seguido de otro gemido, y otro, y otro, hasta que perdió la noción del espacio y el tiempo y se arranco las ropas gritando y pegando saltos en su butaca. Dos minutos después (y es que no fueron más, que queréis que os diga), la entrevistadora se recostó, deslizándose hacia abajo, apoyando sus brazos en la butaca. Cogió su bolso, sacó un cigarrillo y se dispuso a fumar. Me miró y me dijo: - Ya te puedes ir. Si encontramos una oferta que cuadre con tu perfil, te llamaré. Sin duda te llamaré.

Salí contrariado de la entrevista: nunca había visto a una mujer perder el juicio de aquella manera. Sopesé incluso la posibilidad de la posesión demoníaca porque un cambio tan repentino no podía deberse a un corte de digestión. Un croissant y un café con leche pueden sentarte mal pero nunca pueden hacerte botar de esa manera descontrolada.

Me fui a comprar el pan procurando olvidar lo ocurrido. No todo en esta vida tiene sentido: el mesmerismo, la meseta de Gizé, el morbo de Carrie-Anne Moss, el Chupacabras, los Peta Zetas, las ojeras del Dr. Jiménez del Oso…
- Una de cuarto por favor – le dije. La mujer rozaba la cuarentena. Era atractiva: cabello lacio, rubio, y la mandibula saliente y orgullosa.
- Desde luegooooo… - El “desde luego” se alargo de manera sospechosa hasta convertirse en lo que parecía ser una canción. No pudo ni darme la barra de cuarto. Se desplomó debajo del mostrador. Yo no salía de mi asombro – ¿Se encuentra usted bien? – le dije preocupado asomándome. Nunca pensé que aquella mujer catalana, formal, seria y circunspecta iba a hacer semejante cosa con la barra de cuarto…

Decidí buscar en las Páginas Amarillas: X-Men…X-men X-men. Llamé:
- Fundación para jóvenes mutantes, ¿Dígame? – Una voz femenina, cálida e impersonal atendió el teléfono.
- Mire, quería explicarle que últimamente me han estado sucediendo cosas extrañas. – Estaba angustiado y buscaba comprensión. La mujer guardo silencio para luego decirme:
- ¡Ohhhhhhhhh! ¡Dios! ¡Dios! ¡Dios!

Me sentí absolutamente desolado: buscaba comprensión, una mano amiga y, ¿qué me encontré a cambió? Una doble barata de Meg Ryan en “Cuando Harry encontró a Sally".

Decidí recluirme en mi habitación. No estaba para nadie. Cogí pan Bimbo, dos botes de Nocilla, tres litros de leche, un bote de Cola Cao Instant, un fuet y, desde luego, 5 kilos de magdalenas. No quería ver a nadie. Quería escaparme del mundo como hicieron en su día Josafat, el fantasma de la Opera, Cuasimodo… Era un peligro público: un peligro para los que me rodean y un peligro para mí mismo.

A las 10 horas, los víveres habían menguado notoriamente. Ya sostenía mi última magdalena en la mano, mirándola fijamente, con los ojos vidriosos:
- ¿Qué futuro me aguarda? ¿Cómo podré aguantar una vida llena de gemidos? ¿De mujeres con ropas raídas y desmelenadas? ¿Y qué sucedería si me descontrolo un día con mi madre? ¿! O con mi padre!? Con lo que cuesta sacarse de encima el complejo de Edipo... ¡Más que el carné de conducir!

Pero mi desesperación tocó techo cuando creí oir otro gemido, agudo y casi imperceptible.
- Esto no es más que producto de mi imaginación – Me dije alterado y sollozando.
- Uiiiiiiiiiiii! – Exclamó la magdalenita con voz de helio.
- ¡Esto no puede estar sucediendo! ¡Tú, magdalena, eres mentira! ¡No existes! – Gritaba desesperado, presenciando como los diques de mente se desmoronaban.
- Uiiiiiiiiii! – Silbaba la magdalena.

Dejé caer la magdalena. Conmocionado me desplomé, y fui nada, y nada sentí durante unas horas.


Desperté horas más tarde - aunque pareció un instante - con la preciosa cara de la Dra. Jean Grey extrayéndome una muestra de sangre:
- Todo irá bién - Me susurro sonriente. Y sentí paz y alivio por efecto del sedante y por el brillo de sus ojos. O por ambas cosas.

Sin saber cómo, ya estaba en la Fundación para Jóvenes Mutantes (FJM, no confundir con las FAES, esa es otra asociación de mutantes de corte ultraderechista), en una de sus delegaciones en España (localización concreta de la cual no puedo revelar). El Dr. Xavier me guía y me enseña como controlar mis poderes. Me ha explicado que tengo una extraña capacidad telequinésica, focalizada exclusivamente en ciertas partes del cerebro de mi interlocutor. Se dispara ante situaciones de tensión provocando (en palabras del profesor Xavier) “el placer más absoluto, inundando el haz prosencefálico medial de dopamina secretada por el Área Tegmental Ventral”. No entiende como una magdalena a podido sufrir los efectos de mis poderes (no tiene sistema nervioso central), aunque, por el bien de todos, es mejor dejarlo como “un producto de mi imaginación subsidiaria a un estado elevada ansiedad y angustia”.

Con Lobezno solemos ir a hacer unas birras cada Domingo después de cenar. Jugamos al Quiz Contest del Red Lyon’s Pub que está a la vuelta de la esquina. No damos una, pero bebemos como animales.

Con Picara mantengo una relación cordial, pero guardo la distancias. Está empeñada en que salgamos juntos y yo, que queréis que os diga, paso de púberes. Comprendo que vea en mí el marido ideal por ese problemilla que tiene con la piel…

A Cíclope… Me dan ganas de usar mis poderes y crearle dudas sobre su identidad sexual, por gilipollas. No es más que un soplete de mierda con aires de superioridad. No acepto su autoridad moral y su forma de vengar mi osadía es la de proponer motes cada semana. Una violencia sútil y dañina, típica de personalidades mediocres, que está empezando a acabar con mi paciencia. Esta semana, en la reunión informal de los viernes, ha propuesto hacerme llamar “Gustirrinín”. No se puede tener más mala baba.

Tormenta, sin embargo, me ha obsequiado con una cálida llovizna veraniega esta tarde. No deja de sorprenderme que una mujer tan dulce y abnegada pueda ser capaz de freír con un rayo a cualquier villano que se interponga en su camino.

Y bien, es desde aquí donde escribo estas palabras, con la esperanza de poder controlar algún día este don o martirio, quizás para regresar y normalizar mi vida, sacando partido de mis poderes…Creando quizás el primer centro exclusivo para mujeres con trastorno orgásmico primario.

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Comments:
Sos un gran escritor, con una imaginacion envidiable. Tus relatos son cada vez mejor ( a mi criterio).Me interesaria probar esos poderes tuyos. Me pregunto se funciona a distancia, funcionara?
Te dejo un abrazo y besito.
Anita.
 
Está bien que conviertas tus fantasías en ficción al alcanca de todos. Me ha hecho reír. Por cierto, gracias por la paciencia que ejerces en la realidad para con ciertas situaciones, sobre todo las de car´´acter etílico ajeno. un beso.
 
hola, saps akesta m´ha fet molta gracia...m´ha fet sonriure, si.Gracies per tenir akesta imaginacio, q compartim amb tu. Una braçada, t´ animo, pq vagis escribint d´altres. UN PETONAS CARLES!!
 
Me gusta leerte, aunque algunos retazos se me escapan.
Saludos y amistad ya que compartimos el nombre y primer apellido.
CARLOS CUBERO AGUDO de ZARAGOZA
 
i'm gonna make my own post about it
 
Let me read it when you write it.

regards :)
 
Un saludo Carlos Cubero Agudo! Grata coincidencia!
 
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