sábado, abril 26, 2008

 

Samantha y la realidad con un estruendo.



Por Carlos Cubero



Cuando llegué, a Samantha ya se la habían llevado. Después de varios días compartiendo habitáculo, desapareció como por arte de magia, y me dolió. Aun sabiendo que estas cosas pasan, que la vida es así y que nuestra relación estaba condenada al fracaso, me dolió en lo más hondo no poder despedirme de ella como es debido: con un triste adiós, un abrazo o una palmadita en la espalda.

Creo que se la llevaron mientras extraíamos la cuaderna de un barco del siglo XIV en la Barceloneta. Sacamos aquel pedazo de madera del barrizal para depositarla en un contenedor de agua salada. Lo hicimos, a pesar de su peso, con sumo cuidado porque le esperaba un largo proceso de desalación para acabar en un baño de PET.
Cuando regresé al Carrer de la Palla, Samantha ya había desaparecido. Medía 152 cm. de estatura y presentaba una buena dentición. La habíamos apodado Samantha por su altura y porque quisimos ver en ella la evidencia ósea de que tenía dos buenos pechos. Era toda una mujercita que no presentaba fracturas en vida y que había sido descubierta cuando uno de los arqueólogos le había arreado con el pico provocándole un boquete de más de 20 cm. de diámetro en el cráneo y en la dentadura.

Lo que sí sabíamos es que había hablado latín y que en su funeral le habían respetado un anillo fino de cobre. El anillo, sin embargo, después de 1600 años en una fosa, no era más que una mancha verdosa en una de sus falanges porque se había deshecho entre kilos de tierra rojiza.
Tuvimos que recoger, paleta en mano, cada trozo de opus signinum hasta llegar el estrato no antropológico (argila amb nòduls) para observar que el lugar estaba repleto de inoportunos depósitos de cemento. Se habían filtrado durante las construcciones modernas y habían aislado la fosa de mi querida Samantha.



*******



La excavación 16/07 está datada en el siglo IV d.C y, por aquel entonces, la Catedral de Barcelona (Barcina) aún no era ni un boceto, el Maremagnum no existía y el Corte Inglés de Plaza Cataluña posiblemente tampoco.
De vuelta a casa andaba por tierras layetanas - ya romanizadas - e imaginaba como sería Barcina con tan solo ocho mil habitantes y libre de turistas. Fue entonces cuando la realidad tuvo la mala sombra de tocar a mi puerta.

Este es un párrafo innecesario, como muchos elementos que conforman nuestro mundo. A mí me gustaría haber podido describir la fisionomía de una mujer íbera, pero la realidad ha irrumpido con un estruendo y no puedo más que atentar a la unidad de lugar en favor de la unidad de tiempo.

He recibido amenazas por el escrito "Pedro" por parte de su hijo mayor. Mientras el menor me agradeció efusivamente que hiciera un homenaje a su padre, el mayor, después de darle las pertinentes explicaciones, faltar a mi mujer y, en consecuencia, hacerle deponer su actitud, decidió amenazarme con rajarme de arriba a abajo.

No es que me tiemblen las piernas porque aquí nos conocemos todos, pero me disgusta que no aprecien la bondad de un escrito que, aunque realista y crudo, no deja de poseer notorias dosis de cariño. Podría hacer mil análisis de cada uno de los personajes que forman parte de este embrollo, pero no me apetece. Sólo me gustaría que el Mossen leyera estas palabras para que, en un futuro, tuviera la amabilidad de pedir autorización expresa del autor (aquí presente) antes de publicar mis palabras en un medio de comunicación más amplio y con ánimo de lucro.

Samantha, desde luego, permanece ajena a todo esto. Sus restos fueron cuidadosamente extraídos e introducidos en bolsas de plástico con la inscripción pertinente. Ahora mismo descansan en el depósito del Museo de Historia de Barcelona y nada sabe de este penoso incidente. Y a mí cada día me asquean más las escisiones en los escritos.



********



Nota: La fotografía corresponde a una inhumación romana tarraconense , un ejemplo útil extraído de commentariola.blogspot.com al que he tenido que recurrir ante la imposibilidad de reproducir material reservado.




martes, abril 22, 2008

 

Armas y decibelios

Por Carlos Cubero


La mañana del 29 de Marzo del 2008, los vecinos de Castellar del Vallés se despertaron con una inesperada visión en una de las calles emblemáticas de este pueblo del Vallés Occidental. Fue la de un cráter de más de 3 metros de diámetro en plena calle Jaume I. Justo a escasos dos metros del borde del boquete, se podía apreciar una sombra impregnada en el asfalto de lo que parecía haber sido un motorista.

Los vecinos alarmados - muchos de ellos aún en pijama- se arremolinaron alrededor del cráter y empezaron a hacer conjeturas apresuradas sobre lo sucedido ¿Un meteorito? ¿Obras públicas erróneas? ¿Un operario disgustado? En todos ellos, sin embargo, crecía el temor de que algo apocalíptico pudiera estar sucediendo, un temor inspirado quizás por películas como "La guerra de los mundos", donde terribles máquinas surgen de la tierra para sembrar el terror y la muerte en todo el planeta.

Para alivio de todos, el análisis exhaustivo de los restos por parte de los expertos desveló que el boquete era debido a algo mucho más terrenal: los restos de una cabeza explosiva de 89 mm. de diámetro.
En los siguientes 3 días se efectuaron redadas y detenciones por los cuerpos de seguridad del Estado. En palabras de capitán del Mossos d'Esquadra, Gerard Puig "Nunca antes habíamos requisado tantas armas de largo alcance. Los restos corresponden a cabezas explosivas del M20, un Super bazooka que puede penetrar hasta 200 mm de blindaje y que entró en servicio en la guerra de Corea en los años 50. El modelo es especialmente efectivo para derribar tanques y su uso - parece ser - se ha generalizado para motos de baja cilindrada".

Surgieron voces anónimas que afirmaban que el incremento del tráfico de armas estaba íntimamente relacionado con la negligencia por parte de las autoridades en tema de contaminación acústica. Según estudios independientes realizados por Dukakis et co. (2006), existe una correlación positiva poderosa entre el uso de bazookas en la vía pública y la tasa de decibelios de las zonas estudiadas. Dejando de lado la responsabilidad penal, la relación entre el ruido y el uso de armas de alto poder destructivo es un hecho probado".

Al parecer, el vecindario dijo basta a los ensordecedores ruidos de madrugada y, ante la pasividad de la Administración, algunos (los más nerviosos) decidieron poner remedio por la vía bélica. Las detenciones se sucedieron la madrugada del 1 de Abril y hubo 14 imputados acusados de tenencia ilícita de armas y asesinato. Se beneficiaron, sin embargo, de una atenuante de nueva creación que, de bien seguro, creará jurisprudencia: todos estaban hasta los huevos de los ruidos infernales de las motos de baja cilindrada.

La principal imputada, C.G.N. de 70 años de edad, se sinceró en el penal ante mis preguntas:

- Hijo mío, sé que no hicimos bien utilizando bazoocas contra aquellas máquinas de abominables ruidos. Pero cuando lo adquirimos en aquella página tan maja de Internet, mi marido y yo...Ays, ¡Hijo mío! ¿Qué puedo decir? Teníamos los nervios rotos (...) Tengo que confesar que me sentí poderosa cuando accioné el gatillo ante aquel desalmado sin tubo de escape.

Yo no pude justificar su acto criminal, pero tengo que confesar que sentí cierta empatía hacia el dolor de esta anciana de aspecto frágil y angelical. E hice lo que haría cualquier ser humano capaz de sentir en la piel de otro: le regalé un cartón de Winston de contrabando.



*********

El intento



viernes, abril 18, 2008

 

Zoë Bell

Por Carlos Cubero



A Tarantino le gusta el culo de Zoë Bell. No le conozco personalmente pero sus primeros planos - justo antes de aporrear a Kurt Russell - delatan al genial director.
Zoë Bell posee una belleza salvaje, andrógina y genuina. El director ya no se conformó con los rasgos duros de actrices tales como Sigourney Weaver, Carrie-Anne Moss o Bimba Bosé. Quería a un portento físico capaz de lucir unos vaqueros y, a su vez, agarrarse a un capó de un coche en marcha. Escogió a esta salvaje especialista neozelandesa para interpretarse a sí misma en Death Proof, una película que, junto a "Planet Terror", emula las dobles sesiones de cine B de los 70. E hizo bien.

No la conoceréis porque ha sido siempre una stun double encargada de realizar las escenas de peligro que las estrellas no son capaces de hacer. Ha sido la doble de su compatriota Lucy Lawless en "Xena: la princesa guerrera", de Umma Thurman en "Kill bill", de Sharon Stone en "Catwoman" y de Milla Jovovich en "Ultraviolet". A eso hay que añadir producciones de menor envergadura y series neozelandesas. Como podéis ver un currículum notable y extenso para sus escasos 29 años de edad.

Sus dotes interpretativas están aún por pulir porque se ha acomodado a esa situación de ganar dinero sin ser reconocida. Ella misma reconoce que se sintió extraña cuando, por primera vez, le apuntaron con la cámara para sacar un primer plano. Pero no hay que menospreciar a esta impresionante kiwi de carnes prietas, porque donde una actriz no llega, ahí está Zoë para partirles la cara a los malos, para lanzarse de un edificio en llamas o para dar un mortal y medio y, espada en mano, comerse un plátano así de gordo.

Y eso no tiene precio.




martes, abril 15, 2008

 

MALDITA SEA


Por Carlos Cubero




Ha habido varias películas malditas a lo largo de la historia del cine. Miguel Ángel Prieto, autor de "Maldita película", cuenta como en La Profecía (The Omen, 1976), los productores estaban desesperados por encontrar a un niño que encarnara a Demian, la reencarnación del anticristo. Cuando creían haberlo encontrado, el padre de dicha criatura se echó atrás por tener lógicos reparos de que su hijo llegara a ser la cara visible de tan macabro argumento.
De repente, cuando las vicisitudes asfixiaban al equipo de producción, uno de los productores llegó al estudio con un niño rubio llamado Harvey Stephens. A Richard Donner no le encajó en absoluto con el perfil de niño maléfico que andaban buscando, sin embargo, le hizo la prueba de casting diciéndole al niño:

- Cuando yo te diga "acción" tú vendrás hacia mí y me intentarás pegar.

Harvey se fue decidido hacia el director y le atizó tal patada en los testículos que lo dejó doblado en el suelo. Richard Donner, encogido, mandó que tiñeran el pelo al diablillo porque vio claro que, por fin, habían dado con el protagonista de la película.

"La profecía", junto a las películas anteriores "La semilla del Diablo" y "El Exorcista", completaban la trilogía de grandes producciones demoníacas. Ahora sin embargo se nos une a la saga la piedra angular de nuestra infancia, símbolo de pureza, inocencia y sana pedagogía: Barrio Sésamo.
Después de que la dulce Ruth Abellán se cambiara de nombre por Ruth Gabriel para interpretar a una heroinámana en "Días contados", después de que unos conmocionados jóvenes encontraran el traje de Espinete en un vertedero de Alcalá de Henares, después de descubrir el sombrero de paja de Don Pimpón olvidado en un rastro del Raval de Barcelona, Juan Ramón Sánchez, nuestro panadero Chema de Barrio Sésamo, ha fallecido a consecuencia de un cáncer de pulmón que le habían diagnosticado recientemente.

Gracias a Dios siempre nos quedará su hermano gemelo venido de Australia, Jesse Spencer, actor que encarna al Dr. Chase en cada una de las temporadas de la serie House M.D. Es un triste bálsamo para los que hemos vivido con intensidad la década de los ochenta, lo sé, pero las leyes naturales son implacables hasta para las personas más entrañables.

Y no nos queda otra que aceptarlo.




viernes, abril 11, 2008

 

DARK SCENE OF THE WEEK (8)


lunes, abril 07, 2008

 

SOMNILOQUIA


Por Carlos Cubero




I


Nunca me molestó que mi mujer hablara por los codos mientras dormía como un tronco. Mi inercia al escucharla - a altas horas de la madrugada - era girarme en la cama, apagar el reproductor y procurar entablar una conversación con ella. Siempre me asaltaba la duda de si lo que hacía era correcto, porque a nadie le gusta que le exploren sus profundidades mientras está durmiendo. Las investigaciones apuntan a que hay una relación estrecha entre el contenido de lo hablado y lo soñado y aquello me parecía una sesión de hipnosis no consentida.
Pero el contenido de sus palabras no hablaban más que de una infancia llena de armarios con cosas dentro y nunca tuve la sensación de descubrir algo que ella no supiera de sí misma.
Yo le acariciaba el cuello y repetía sus palabras preguntándole, buscando aclaraciones y promocionando la ampliación de su discurso onírico. Ella me respondía, muchas veces de forma ininteligible, sonriendo, sin abrir los ojos, para luego, agusto y relajada, dejar la conversación y saltar a otra fase del sueño más profunda. Se acurrucaba y se procuraba todo el calor disponible en una colcha arrugada.

Si tenía el día sensitivo, sin embargo, pasaba miedo. Aún hoy me sucede que se me eriza el bello sin razón aparente. Tengo miedo al despertar y recuerdo la habitación donde pasé mi infancia. Miraba la estrella del alba con los programas radiofónicos para noctámbulos y trabajadores de la noche como única compañía. Me calmaba imaginar que la ciudad estaba despertando porque, mientras el mundo rueda y anda ocupado con las reglas de la vida, el silencio y la oscuridad son sólo entidades pasajeras. Mientras entrara la luz azulada del amanecer por mi ventana, los ruidos de la calefacción no eran más que bolsas de aire por las tuberías de cobre, las sombras no eran más que los caprichos de una ropa apelmazada, y los crujidos no más que la dilatación fortuita de los cimientos de mi casa.

Si por desgracia era esa una de las noches, su somniloquia no hacía más que acentuar mi soledad y mi miedo. Y también le respondía después de acariciar su cuello, pero está vez en busca de cháchara y deseando que despertara y me explicara de nuevo cómo se forman las inclusiones de rutilo.




II




Hablar o emitir ruidos durante el sueño recibe el nombre de somniloquia, un trastorno del sueño enmarcado en el grupo de las parasomnias sin entidad suficiente como para considerarse una enfermedad. A veces es un síntoma subsidiario de otro tipo de enfermedades mentales y puede aparecer conjuntamente con la ansiedad y el sonambulismo. Por sí sólo es más bien poca cosa y hay pocas investigaciones o estudios específicos.
Si vais al médico y le decís "tengo somniloquia" probablemente os preguntará otras cosas referentes a vuestra vida y vuestro estado anímico, porque hablar dormido es poco relevante si no impide que tu compañero de cama concilie el sueño. En este último supuesto, la somniloquia puede desembocar en ruptura, asesinato o suicidio.

Sin embargo, hablar lenguas muertas que no se hayan adquirido de forma natural recibe el nombre de xenoglosia, término y fenómeno que trasciende al ámbito psicológico. Si vais al médico y decís que tenéis xenoglosía os preguntará que significa eso y luego coqueteará con la idea de que seáis unos ignorantes o unos psicóticos. Luego os derivará a psiquiatría y seguiréis hablando latín, copto, arameo o padjavi, pero más lento debido a los fármacos que os suministrarán por vena.

La madrugada del 7 de Abril de 1997, a las cuatro y media de la mañana, mi mujer no se conformó con balbucear, acariciar a un gato imaginario o exclamar "esa pelota es mía". Aquella noche me desperté como de costumbre, sin ansiedad ni miedo, sin la necesidad de recurrir a la estrella del alba que tanto me ayudó en los días oscuros. Aquella noche me desperté, calmado y en paz, y mi mujer pareció sufrir un trance de voz aniñada. Se revolvió en la colcha y mirando al techo empezó a cantar. Yo, tembloroso y descondertado, pude grabarla con mi reproductor multifunción.





Creative Commons License
This work is licensed under a Creative Commons Attribution-NonCommercial-NoDerivs 2.5 Spain License. This page is powered by Blogger. Isn't yours?

Google