lunes, abril 07, 2008

 

SOMNILOQUIA


Por Carlos Cubero




I


Nunca me molestó que mi mujer hablara por los codos mientras dormía como un tronco. Mi inercia al escucharla - a altas horas de la madrugada - era girarme en la cama, apagar el reproductor y procurar entablar una conversación con ella. Siempre me asaltaba la duda de si lo que hacía era correcto, porque a nadie le gusta que le exploren sus profundidades mientras está durmiendo. Las investigaciones apuntan a que hay una relación estrecha entre el contenido de lo hablado y lo soñado y aquello me parecía una sesión de hipnosis no consentida.
Pero el contenido de sus palabras no hablaban más que de una infancia llena de armarios con cosas dentro y nunca tuve la sensación de descubrir algo que ella no supiera de sí misma.
Yo le acariciaba el cuello y repetía sus palabras preguntándole, buscando aclaraciones y promocionando la ampliación de su discurso onírico. Ella me respondía, muchas veces de forma ininteligible, sonriendo, sin abrir los ojos, para luego, agusto y relajada, dejar la conversación y saltar a otra fase del sueño más profunda. Se acurrucaba y se procuraba todo el calor disponible en una colcha arrugada.

Si tenía el día sensitivo, sin embargo, pasaba miedo. Aún hoy me sucede que se me eriza el bello sin razón aparente. Tengo miedo al despertar y recuerdo la habitación donde pasé mi infancia. Miraba la estrella del alba con los programas radiofónicos para noctámbulos y trabajadores de la noche como única compañía. Me calmaba imaginar que la ciudad estaba despertando porque, mientras el mundo rueda y anda ocupado con las reglas de la vida, el silencio y la oscuridad son sólo entidades pasajeras. Mientras entrara la luz azulada del amanecer por mi ventana, los ruidos de la calefacción no eran más que bolsas de aire por las tuberías de cobre, las sombras no eran más que los caprichos de una ropa apelmazada, y los crujidos no más que la dilatación fortuita de los cimientos de mi casa.

Si por desgracia era esa una de las noches, su somniloquia no hacía más que acentuar mi soledad y mi miedo. Y también le respondía después de acariciar su cuello, pero está vez en busca de cháchara y deseando que despertara y me explicara de nuevo cómo se forman las inclusiones de rutilo.




II




Hablar o emitir ruidos durante el sueño recibe el nombre de somniloquia, un trastorno del sueño enmarcado en el grupo de las parasomnias sin entidad suficiente como para considerarse una enfermedad. A veces es un síntoma subsidiario de otro tipo de enfermedades mentales y puede aparecer conjuntamente con la ansiedad y el sonambulismo. Por sí sólo es más bien poca cosa y hay pocas investigaciones o estudios específicos.
Si vais al médico y le decís "tengo somniloquia" probablemente os preguntará otras cosas referentes a vuestra vida y vuestro estado anímico, porque hablar dormido es poco relevante si no impide que tu compañero de cama concilie el sueño. En este último supuesto, la somniloquia puede desembocar en ruptura, asesinato o suicidio.

Sin embargo, hablar lenguas muertas que no se hayan adquirido de forma natural recibe el nombre de xenoglosia, término y fenómeno que trasciende al ámbito psicológico. Si vais al médico y decís que tenéis xenoglosía os preguntará que significa eso y luego coqueteará con la idea de que seáis unos ignorantes o unos psicóticos. Luego os derivará a psiquiatría y seguiréis hablando latín, copto, arameo o padjavi, pero más lento debido a los fármacos que os suministrarán por vena.

La madrugada del 7 de Abril de 1997, a las cuatro y media de la mañana, mi mujer no se conformó con balbucear, acariciar a un gato imaginario o exclamar "esa pelota es mía". Aquella noche me desperté como de costumbre, sin ansiedad ni miedo, sin la necesidad de recurrir a la estrella del alba que tanto me ayudó en los días oscuros. Aquella noche me desperté, calmado y en paz, y mi mujer pareció sufrir un trance de voz aniñada. Se revolvió en la colcha y mirando al techo empezó a cantar. Yo, tembloroso y descondertado, pude grabarla con mi reproductor multifunción.





Comments:
Sigo explicando...
El rutilo es un mineral,compuesto por dióxido de titanio,cristaliza de forma tetragonal distorsionada.Desde incoloro a pardorrojizo(según la concentración de hierro).Presenta brillo adamantino metálico,es transparente y su dureza en la escala de Mohs es de 6-6,5.
Se halla en los yacimientos de zafiro,en lugares como India,Rusia y algunos países de Sudamérica.
Suelen aparecer inclusiones de agujas de rutilo en numerosos cuarzos(efecto cabello de ángel)y otras piedras preciosas.

continuara....
 
Aha, comprendo...Pero cuando, por ejemplo, mi abuela dice "me duele el rutilo" ¿a qué se refiere?

Espero que podáis ayudarme...No sé si comprarle radio salil o una piedra pómez.


Atte Gabri
 
Tráela a mi consulta.Tu abuela no tiene ningun problema,tu abuela es una mina!!

Dr.Gemólogo
 
Si de conversaciones nocturnas se trata (y hablo en sueños) conozco un par de personas que pudieran explicar algo más que el Rutilio...
 
Este comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.
 
vamos,que te cagaste patas abajo....
 
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