sábado, junio 21, 2008

 

Plasticidad sináptica



Por Carlos Cubero



Hola. Estáis en mi cabeza. Compartimos unos símbolos - unos significados- y yo pienso porque hablo. Por tanto, si estáis leyendo estás lineas, no cabe la menor duda: estáis dentro de mi cabeza. Cuando alguien se mete en la cabeza de alguien, no puede esperar descripciones precisas ni naturalistas porque las imágenes que generamos son siempre parciales - conceptuales - fabricadas a base de retales funcionales y nada hiperrealistas. No somos grabadoras ni cintas de vídeo.

Hace ya tiempo que no tengo ganas de deciros nada porque este espacio se ha replegado sobre sí mismo. Si escarbo en mi legado, otean los picos de centenares de historias. Sobresale una idea y tan solo tienes que bajar la escalerilla de incendios para ir desgranándola. Luego te das cuenta como se enraiza con multitud de capilares dándole la forma difusa de un algodón de azúcar, un diente de león o el pompón de una cheer-leader. Hay gente que tiene que achicar metros cúbicos de tierra para llegar a los cimientos, y se le hace insufrible escribir una linea. Los hay con toboganes y loopings, los capaces de todo con una pluma en la mano. Yo sólo tengo una escalerilla de incendios. Y me las apaño.


Mi cerebro cómo podéis ver se deshidrata como una uva pasa y pierde su capacidad para moldearse. Antes el lecho era húmedo y fértil pero ahora no es más que un suelo de arcilla agrietado por las altas temperaturas de un sol implacable. El aprendizaje temprano - las habilidades que se adquieren en el primer tramo de nuestra vida - es nuestro gran legado. A mí cada día me cuesta más absorver terminología ajena a los campos que creo dominar. Las solía cazar al vuelo, pero ahora necesito sesiones extra de recuerdo para retener palabras como opus signinum, ónix facetado o Travis Watson. Recuerdo los días en que era un esponja insaciable y ahora sé que nunca podré patinar sin la tenacidad de un desequilibrado que teme irse de esta vida sin haber aprendido nada.
Eso sucede porque estoy perdiendo plasticidad sináptica. Antes bajaba las escaleras sin utilizar los peldaños, deslizándome con mis manos como un bombero ante la bocina de una alarma apremiante. Pero me duelen las rodillas; las tengo hinchadas y embotadas, como si mis mis rótulas hubieran decidido inflarse los mofletes.

La gente se adormila en cada uno de los ámbitos en los que se siente cómodo. Eso me reconforta porque ser estúpido en un mundo de estúpidos es ser menos estúpido. Lo que no me reconforta es ser una neurona de un pensamiento global llamado Gaia: una célula tan especializada que sea incapaz de encender un fuego sin un fabricante de mecheros.









Comments:
Estas reflexiones me han gustado bastante, es cierto a todos nos pasa el tiempo.


C
 
A mí también me han gustado estas reflexiones bastante. Es cierto, Howard Carter descubrio a Tutankamon en 1922.


S
 
Veo que el autor del escrito cambió la fotografía, la verdad no sé cual de las dos me ha parecido mas realista, creo que esta ultima.




C
 
ültima hora:

Del Piero salió al campo dejándose la dentadura postiza en el banquillo.
 
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